La condición muy especial del espacio interior del globo esférico del Universo se debe a la energía. La energía que infla y llena el espacio es neutra, pura y, por esto, imponderable; de modo que todo el espacio es imponderable. ¿De dónde procede esa energía tan especial? La energía del espacio proviene de las estrellas. El Sol es una estrella. El Sol como todas las estrellas, son cuerpos que se encargan de convertir, mediante procesos termonucleares, unos elementos de la tabla periódica en otros elementos. El Sol, como ejemplo, transforma el hidrógeno en helio. Es inimaginable la cantidad de energía que ingresa al espacio, sí solamente la Vía Láctea; la galaxia en donde el Sol con sus nueve planetas se sitúa en Orión, el brazo central de los tres que presenta la galaxia. La Vía Láctea tiene más de 300.000 millones de estrellas. Además en el Universo hay también otras galaxias y nebulosas igualmente con incontables estrellas. De modo que el espacio del globo esférico recibe el tributo de toda esa energía neutra y pura, imponderable.
La neutralidad, en este caso, es la que produce la fuerza de sustentación de los cuerpos ponderables en el espacio. Estos cuerpos ponderables asumen la imponderabilidad; son ingrávidos, carecen de peso. Por esta causa, el Sol y l Luna, tan comunes para nosotros, los vemos suspendidos en el espacio sin que nos produzca asombro. Esto último me pasó a mí cuando iniciada la carrera espacial vi con asombro acostado en el espacio imponderable un tripulante espacial.
Galileo fue descubridor de la ley de la inercia, que Newton tomó para incluirla en su teoría sobre ley del movimiento: “todo cuerpo persevera en su estado de reposo o de movimiento rectilíneo uniforme,” pero a esa ley hay que agregar que el espacio imponderable también es inercial. La ley de la inercia con el espacio inercial son los responsables de que los cuerpos ponderables se desplacen por sus órbitas sin obstáculos. El desplazamiento también tiene su ley: debe ser en línea recta y movimiento uniforme. La Tierra como ejemplo se desplaza en línea recta y a treinta kilómetros por segundo. De modo que esta ley permite, como sucede con la Tierra, que los cuerpos siempre regresen a su punto de partida. El día de año nuevo para nosotros es el punto de partida para iniciar un nuevo año. Esta ley general ampara a todos los cuerpos ponderables, porque todos llegan a su punto de partida.
Carlos Mujica
@carlosmujica928