Ante la crisis que atraviesa el país, los espacios públicos y centros de recreación deportiva han sido olvidados y abandonados por los entes del Estado. Esta situación aplica de manera notoria en el polideportivo Aquilino Juáres.
Desde el año 2017 este polideportivo dejó de recibir recursos y atención, obligando a que más de 300 jóvenes y adultos deportistas tuvieran que migrar a otras instalaciones deportivas, y en el peor de los casos, dejaran de practicar sus respectivos deportes.
La situación más grave y alarmante es la piscina del Aquilino Juárez, la cual pasó de ser un centro de prestigio y reconocimiento municipal, para convertirse en un espacio olvidado, contaminado y desolado.
«Aquí se quedaron muchos nadadores sin practicar este deporte. Habían nadadores federados, los cuales iban a competencias internacionales, pero lamentablemente quedaron sin este domicilio«, comentó Francis Loyo, integrante de Palavecino Renace, quien también practicó natación en las instalaciones del Aquilino Juárez.
«Hacemos un llamado de conciencia a la ciudadanía para que eleven la voz sobre esta situación, así como al Estado, para que vuelvan a aportar recursos para la restauración de la piscina«, acotó Loyo.
Por este notable descuido de las autoridades, la piscina dejó de funcionar y de recibir a jóvenes deportistas, y ahora, se convirtió en el hogar de sapos e iguanas, quienes posan en los desperdicios que flotan en las aguas contaminadas de esta piscina.