Para entender las protestas del 16-11-19, se puede decir que la del gobierno fue más política que social y la de oposición fue más social que política. Estos dos tipos de protestas se diferencian en función del hilo conductor, causa común, duración y simultaneidad.Venezuela es el país de mayor número de protestas sociales,pero éstas no cambian gobierno porque, al no tener un hilo conductor político, son de corta duración, sus causas son múltiples y no ocurren en diversos centros poblados a la vez. La imagen del protestado se deteriora, pero su cuota de poder no o hasta puede aumentar porque más se desgastan quienes protestan que los protestados. La no respuesta, la represión y multiplicidad de problemas ponen a la gente en “modo de sobrevivencia” en vez de lucha política.
En cambio, las protestas políticas tienen un hilo conductor, usualmente partidos cohesionados, son de larga duración, y ocurren simultáneamente en múltiples centros poblados por la misma causa. El poder de los protestados sufre porque estas protestas lo ponen a la defensiva o en extrema ofensiva.
La protesta oficialista del 16-11 se acerca a lo político porque tuvo el hilo conductor de su partido, la administración pública y del dinero, y porque ocurrió por la misma causa: sostenerlo. Pero fue momentánea, no ocurrió en múltiples centros poblados y fue muy minoritaria. En cambio, la protesta de oposición fue mucho más social por numerosa y en muchas ciudades. Pero, al carecer de un hilo político conductor contundente, no se pudo sostener en el tiempo, como ocurrió en 2002-3, 2014, 2016 y 2017. Para cambiar un gobierno se necesita un movimiento social y político muy articulado y este no es el caso. Por eso la economía no cambia gobierno – ni las sanciones tampoco – si no se cuenta con una oposición articulada que movilice la protesta políticamente (NM); ni tampoco los sostiene si la oposición política supera en articulación a la oficialista (EM). Así pues, nuestro juego está trancado porque el gobierno ya no cuenta con las bases sociales y la oposición carece de los hilos políticos conductores que aprovechen el descontento.
José Antonio Gil Yepes
@joseagililyepes