Ya se acerca Diciembre cargado de ilusiones, revive la esperanza, emerge la fe, se reanima el espíritu, llegan las gaitas, los villancicos, regresa al rostro la alegría, la sonrisa y las ganas de vivir, regresa la Historia a recordarnos que fue la bellota o fruto de la encina el primer alimento del ser humano, ingrediente casi exclusivo de la Edad de Oro, época en que en el mundo todo era de todos, no existía el egoísmo de lo tuyo y de lo mío de los bienes que producía la Naturaleza.
La Navidad empezó a celebrarse dos siglos después del nacimiento de Jesús.
Durante la festividad del solsticio de invierno en los países Nórdicos era costumbre quemar en honor del nuevo sol el tronco del árbol de Yule, se brindaba a la salud del árbol mojándolo con la sidra, la fiesta duraba doce días, razón por la que el cristianismo lo asimiló a la navidad.
El 21 de Diciembre es el instante en que se celebra en los países Nórdicos el regreso del sol que triunfa sobre las tinieblas, símbolo del renacer de la esperanza y luz en el mundo, es el momento en el que la rueda del año llegando a su punto más bajo, está lista para empezar de nuevo otro ciclo.
Más que una fiesta la Navidad es un estado de ánimo personal en que cada uno viste su espíritu de alegría y solemnidad; cambio que busca el alma después de un año de duro batallar físico y mental. No hay nada más grato que levantarse el 25 de Diciembre revestidos del espíritu infantil que dejamos atrás y renace en el corazón cada año.
La costumbre del pesebre es símbolo inequívoco de la Navidad cuyo creador fue San Francisco de Asís. El árbol proviene del siglo IV, tiempo en el que se sustituyó el sacrificio al que se sometía la encina sagrada por un pino adornado en homenaje al Niño de Belén que llega cada año entre luces, alegrías, colores y villancicos.
Aunque las adversidades nos azoten, alegrarnos forma parte de la vida, por la misma razón Navidad no puede excluirse.
No hay adversidad ni pobreza más triste que haber olvidado la fe, alegrarse, reír y tener esperanzas.
Compartir es lo más grande que se pueda descripción ir en este mundo. No hay placer más grande que hacer sonreír a un ser desprotegido.
«Todo es grande cuando es grande el corazón que lo da»
Don Orione.
Amanda Niño de Victoria