La oleada de izquierda que cundió América Latina a principios de este siglo posteriormente osciló hacia la derecha y, nuevamente, va hacia la izquierda. Este oscilar va a acompañado de interpretaciones que agravan el proceso porque los grupos entrantes al poder satanizan a los salientes y reclaman la verdad absoluta para sí. Por ejemplo, según Nicolás Maduro, Diario El Universal, de ayer: “Aquí está el modelo, lo digo con humildad…, se los digo a los pueblos… que luchan contra el neoliberalismo, en esta Constitución… está el modelo, … funcional y exitoso, frente al capitalismo salvaje.” ¡Caramba, que poca modestia y que insinceridad! Aquí no se gobierna con esa Constitución; la evaluación de la situación país es – 93%, la de Maduro – 83% y el 79% quiere que Maduro abandone el cargo este año por ser el país más inflacionario del mundo y el de mayor caída el PIB! Además, el capitalismo y el ajuste más salvaje que todos los impuestos por el FMI es el que aplicó el gobierno de Maduro para volver a llenar los anaqueles, al precio que sea; y el gobierno ni menciona el control de precios ni el estatismo que arruinaron al país.
Pero el objeto principal de esta reflexión no es criticar a Maduro, sino señalarle a los latinoamericanos que estamos siendo estafados por demagogos que utilizan ideologías de izquierda y de derecha con enfoques excluyentes NO para resolver el problema de nadie sino para descalificar al otro y perpetuarse en el poder.
Afortunadamente, no logran tal perpetuidad porque sus gobiernos son malos. Pero hacen un gran daño al confundir a sus pueblos escondiéndoles que la solución radica en negociar los criterios ideológicos y en compartir el poder; es decir, en conciliar la libertad de la derecha con la igualdad de la izquierda y en conciliar los múltiples intereses de los diversos sectores. Para que las oscilaciones del péndulo sean un fine tuning y dejen de ser excluyentes y contraproducentes, hay que considerar que, en la sociedad moderna, plural, la pregunta clave no es quién tiene la razón sino cómo nos ponemos de acuerdo y que la función del gobierno es facilitar acuerdos, no imponerse.
José Antonio Gil Yepes
@joseagilyepes