Es posible que la producción de café, este año, llegue a 200 mil quintales, lo que significa el 18 por ciento del consumo nacional.
Esa cifra ha sido recabada por los técnicos de la Federación Nacional de Caficultores de Venezuela, informó el coordinador nacional de ese organismo, Maximiliano Pérez Apóstol.
Los estados productores del grano son: Táchira, Mérida, Trujillo, Lara, Portuguesa, Yaracuy, Carabobo, Aragua, Miranda, Monagas, Sucre y Anzoátegui. En cuanto a cantidad, Lara es el mayor productor de café del país y Morán el municipio. Y en relación a calidad, Santa Cruz de Mora, en el estado Mérida, es el primero. Le siguen Caripe y Guácharo, en el estado Monagas.
Importancia histórica
Venezuela era el país que producía el mejor café. Y la primera vez que tuvo ese reconocimiento por la Organización Internacional de Café se debió a la finca Cobalonga, del estado Aragua, en el año 1886. Juan Vicente Gómez se jactaba de haber pagado la deuda externa con las divisas provenientes de la exportación del café criollo.
Procesadoras oficiales
El 85 por ciento de la industria cafetera del país está en manos del régimen, declaró Pérez Apóstol. Tan solo por citar un ejemplo las empresas Fama de América y Madrid procesaba más del 60 por ciento del café, que se producía en Venezuela.
¿Cómo cayó la producción?
Para 1998, Venezuela producía 1.550.000 quintales de café, de los cuales en el país se consumían 950 mil quintales y se exportaban 600 mil quintales cada año.
Según las cifras emanadas del Sindicato de Café Venezuela, en el país se está produciendo tan sólo el 5.8 por ciento del café que consumimos actualmente. Es decir, el 94.2 por ciento es café importado de países como Nicaragua, Honduras, Costa Rica y Brasil, sin saber siquiera cuál es la calidad del grano que se está importando.
Sobreprecio en importación
Pero, lo que sí se ha denunciado, especialmente en el diario La Prensa de Nicaragua, es que Venezuela paga sobreprecio al grano que importa a ese país: Los productores están recibiendo237 dólares por quintal.
Al mismo tiempo a los caficultores venezolanos se les paga menos del diez por ciento que a los extranjeros.
Al producto importado hay que sumarle los impuestos aduanales, aranceles, almacenaje, caleta, seguros y hasta los gastos de los que hacen las negociaciones por el régimen.
Es de resaltar que el precio fijado por la Organización Internacional del Café es de aproximadamente 150 dólares por quintal. pero existe protesta porque ese monto no cubre los gastos de producción.
Debido al bajo precio del café, los campesinos han venido ocasionando la destrucción ecológica en las montañas desde el Táchira a Sucre, ya que han procedido a la tala y quema para cultivar maíz y caraotas.
La Corporación hundió la caficultura
El desarrollo de la caficultura tuvo su apoyo en el Fondo Nacional de Café que se mantuvo hasta el 2000 cuando fue eliminado por Chávez y creó la Corporación Venezolana de Café.
Ésta hundió la actividad. Para el 1998 había en Venezuela 85 mil familias productoras de café, que generaban 24 millones 500 mil jornales de trabajo al año: 8 millones en forma directa y 6 millones.500 mil indirectamente a través de la caleta, transporte, industria, y distribución.
Un derecho incumplido
Pérez Apóstol recordó que el Tribunal Supremo de justicia en febrero del 2005, a través de la sentencia del expediente 05-0367, reconoció como Derecho Humano de las familias productoras de café, que el precio de café debe ser indexado de acuerdo a la inflación los quince de septiembre de cada año, fecha en que comienza la cosecha cafetera en el país. Pero, ese derecho no ha sido cumplido hasta ahora, precisamente cuando más lo necesitan quienes aún se mantienen en la actividad cafetera.
Desaparición del café
El café venezolano desde 1730 cuando lo sembró el padre Gumilla, en las márgenes del Orinoco, soportó la guerra de independencia, la guerra de la federación, montoneras, asesinos e incendiarios de caseríos. pueblos y sabanas, así como tiranías, pero no ha podido con la revolución bolivariana, que prácticamente la tiene al borde de su desaparición, terminó expresando Pérez Apóstol.