En Andrés Eloy Blanco y Morán, que son los principales municipios productores de papa en Lara, no hay casi actividad en el llamado ciclo de invierno del mencionado tubérculo.
Javier Barreras, dirigente de los productores del rubro en esas jurisdicciones, al hablar con Elimpulso.com, dijo que el impedimento mayor es la falta de insumos.
Oficialmente, el suministro debe hacerlo Agropatria, pero, generalmente, no lo hace porque no le llegan los productos. Éstos, increíblemente, son despachados por particulares. Y curiosamente los venden a precios de dólares estadounidenses.
Para la cosecha se utiliza una semilla, muy buena, que se ha venido obteniendo en los Andes venezolanos y que, popularmente, ha recibido el nombre de “María Bonita”, porque se puede utilizar en tres cosechas consecutivas. De la primera a la tercera va disminuyendo el rendimiento. De un saco de 50 kilos se llega a obtener 8 sacos en la primera cosecha y apenas 5 en la tercera. No es rentable porque los costos de producción, debido a la hiperinflación, son extremadamente altos.
Conviene señalar que se utiliza el riego cuando el agua no proviene del cielo. Se requiere, entonces, de motores, filtros, aceite y mano de obra. Una paila de aceite cuesta un millón de bolívares y se utilizan tres en la cosecha.
Por otra parte, Barreras manifestó que una de las mayores preocupaciones de los productores es la inseguridad, ya que una vez obtenida la cosecha son acechados por los delincuentes, que utilizan armas de fuego para asaltar los campos. Y también los camiones que transportan las cargas a los centros de consumo.
En cuanto a los insumos, el dirigente campesino hizo hincapié en las dificultades que pone Agropatria, ya que para poder suministrar los productos exige la carta campesina, la cual es expedida por el Ministerio de Agricultura y Tierras, o el documento de propiedad o el contrato de arrendamiento de tierras.
Como éste último es un cuchillo de doble filo, porque son muchos los productores que utilizan tierras arrendadas, los propietarios no emiten ese documento por temor a que las autoridades les quite sus propiedades por no estar explotandolas directamente.
Los paperos, o sea los sembradores del tubérculo, adquieren sin problemas los productos, no todos, en la cooperativa Florencio Jiménez, en Quíbor, pero las existencias no son abundantes.
Ante los elevados costos de producción, son muchos los productores que han optado por cambiar de rubro y optan por la siembra de caraotas.
De modo, pues, que para el guiso de las hallacas decembrinas, habrá menos papa y posiblemente las amas de casa tengan que recurrir a las caraotas, comentó Barreras.