La paralización en la continuación de dar a conocer los resultados electorales durante veinticuatro horas, evidentemente, no sólo es una actitud muy sospechosa de que el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia trató de ocultar la verdad de los escrutinios, sino que se impuso la voluntad de Evo Morales de mantenerse en el poder a pesar de que no goza del apoyo del pueblo.
Al hacer tal observación el Dr. Juan Vilera, ex director general del Consejo Nacional Electoral para los organismos regionales, señaló que “una vez más, como ha ocurrido en donde se ha torcido la voluntad del electorado, Bolivia ha demostrado que los fraudes son inocultables”.
«Ganar con trampas es un modo de buscar la perpetuación del poder por parte de los dictadores, que lastimosamente se burlan de sus pueblos, participando en el instrumento más legítimo que tiene la democracia, como es el sufragio universal, secreto y directo».
Claramente, a pesar de todos los argumentos que pueda esgrimir, Evo Morales ha cometido uno de los fraudes más grotescos y escandalosos en la historia latinoamericana y, en general, en el mundo.
Al haber paralizado por veinticuatro horas la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares, no tiene explicación alguna, ya que se habían comenzado a difundir como se esperaban.
Dentro del Tribunal Supremo Electoral se cometieron hechos irregulares como la extracción de actas.
Y el candidato Carlos Meza, quien ya había sido presidente de Bolivia, no tardó en denunciar el fraude, porque sabía, a través de sus testigos de mesa, que era inevitable concurrir a la segunda vuelta para definir la presidencia de esa república.
En la segunda vuelta debe ganar el que tenga el apoyo del pueblo boliviano y, por lo tanto, tiene que haber una nueva elección, máxime cuando la observación principal del proceso, la propia Organización de Estados Unidos, ha mostrado su preocupación por lo sucedido.