Para recordar:
“Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis… ¡Oíd ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que vienen sobre vosotros”
(Mateo 26:11; Santiago 5:1)
Con este artículo, por la voluntad de Dios y de este prestigioso medio digital EL IMPULSO, estamos llegando al número 700. Esto nos ha permitido acercarnos a una gran cantidad de lectores, entre familiares y amigos; cuando se editaba en papel y ahora se hace en forma digital. Y como observamos el título, hemos podido escribir de diferentes tópicos o aspectos de este mundo, con una perspectiva bíblica.
De acuerdo al tema de hoy, Cristo dijo que siempre tendríamos pobres entre nosotros; y tristemente en estos últimos 20 años, Venezuela está entre los pocos países del mundo que se está cumpliendo esta predicción, aunque eso se pudiera revertir en cualquier momento, por ser un país rico, con recursos naturales y con un potencial humano.
Todo lo anterior, ocurre porque existe un desequilibrio económico extremo y nos basamos en la publicación de Barbuzano, I., (2019), desde www.venpress.com, 03 de marzo, quien señaló “Las causas del desequilibrio económico en Latinoamérica”. Allí comparó unos veinte países durante 2.017 y 2.018. También habló sobre: Devaluación de nuestra moneda, subida de precios, inflación, hiperinflación, salario mínimo (‘Venezuela está entre los peores, unos dos dólares ($ 2) mensuales’).
Tristemente, para esa última fecha, unos 18 países presentaban una inflación anual bajísima, mientras que Venezuela alcanzó 1.698.844.2 % y se pudiera sextuplicar para 2.019. Tal vez, tal desequilibrio se deba porque acá se descontroló el precio de venta al público de los productos; también, se dislocó el cobro por los bienes y servicios, lo cual se hace exorbitantemente en bolívares o en dólares.
Los gobernantes controlan lo que quieren y nadie los controla a ellos. Y nuestro país por productos como el petróleo y/o arco minero reciben dólares, teniendo oportunidad de venderlos al cambio oficial, cuyo precio es mayor que la del mercado paralelo.
Hay un verdadero desbalance económico y moral. El gobernante habla de construir viviendas, pero siguen invadiendo propiedades privadas. El primer mandatario, en estos días ordenó construir 100 nuevos liceos (ver: www.contrapunto.com, 01/10/19), mandó edificar 1000 centros de salud, (www tenemosnoticia.com, 03/10/19), mientras el pueblo está pasando hambre y a pesar del valioso recurso humano, en los hospitales, los pacientes tienen que comprar gasas, guantes, soluciones y otros insumos para poder ser curados.
La Biblia les habla a ricos, a gobernantes y a todos en general. Por ejemplo dice: “A los ricos en este mundo, enséñales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos” (1ª Timoteo 6:17). “Así dice el Señor: No se gloríe el sabio de su sabiduría, ni se gloríe el poderoso de su poder, ni el rico se gloríe de su riqueza” (Jeremías 9:23).
El propio Señor inspiró al sabio Salomón: “De nada sirven las riquezas el día de la ira, pero la justicia libra de la muerte” (Proverbios 11:4). Por ello, cuando Jesús dijo que habría pobre y ricos en este mundo, no indicó que debíamos ser pobres, porque Él puede bendecir y prosperar lo que hacemos. Pero, según 1ª Timoteo 6, y Mateo 26, el secreto para sobrevivir ante las penurias terrenales y mientras ocurre el juicio final de Dios, es colocar nuestra confianza en Jesús como Salvador, antes que confiar en la pobreza, tampoco en la riqueza. Más bien, cumpliendo lo que Él nos pide en su Palabra, inclusive ayudando al menesteroso, como lo están haciendo muchas personas hacia nuestro país, hasta algunos lo realizan con sacrificio. A todos ellos: Que Dios se los multiplique.
Eduardo Iván González González
www.ventanabiertalmundo.com