El expresidente colombiano Álvaro Uribe compareció el martes ante la más alta instancia judicial del país para ser interrogado en un caso de supuesta manipulación de testigos.
Un magistrado interrogó a Uribe a puerta cerrada durante siete horas sobre las acusaciones de que, a través de su abogado, intentó influenciar e incluso sobornar a miembros de un grupo paramilitar que tenían información perjudicial del exmandatario.
Tras el interrogatorio, la Corte Suprema de Colombia difundió un breve comunicado en el que anunció que las autoridades alcanzaron la conclusión de que existen elementos suficientes para continuar con la investigación de Uribe, aunque no se presentaron cargos.
“Procedí a defender mi lealtad a la verdad”, dijo Uribe en un discurso a sus simpatizantes.
La causa se deriva de las acusaciones hechas hace varios años por el senador Iván Cepeda, quien dijo que Uribe era el fundador de un bloque paramilitar en su provincia durante la guerra civil de décadas entre fuerzas del gobierno, guerrillas izquierdistas y paramilitares de derecha.
El exmandatario ha rechazado todas las acusaciones de nexos con paramilitares, acusados de narcotráfico, asesinar a personas inocentes y desplazar a miles de personas de sus casas y tierras durante los conflictos con los rebeldes.
El caso ha dividido a la nación sudamericana y desatado manifestaciones en favor y en contra del expresidente. Analistas políticos lo consideran una importante prueba para el sistema judicial de Colombia, que durante su historia ha pasado problemas para castigar a prominentes líderes políticos y militares.