El reciente anuncio de las FARC, de retomar las armas para “iniciar una nueva etapa de lucha”, deja en evidencia que el plan expansionista del Foro del Sao Paulo, con La Habana a la cabeza, no se detiene ni se detendrá por si solo, como se ha demostrado por años. Mientras en Venezuela, epicentro del plan de expansión del mal, desde el ascenso de Chávez al poder, nos han distraído en los últimos años, al pretender combatirlos con una porfiada insistencia del uso de mecanismos democráticos e institucionales, en un territorio en donde hace tiempo no hay ni democracia ni respeto a la institucionalidad por parte de quienes usurpan el poder.
Las FARC, forman parte de un consorcio de criminales que constituye el brazo armado del Foro de Sao Paulo y que responde a intereses trasnacionales, tanto de gobiernos como de carteles del crimen organizado, que en los últimos meses se reagrupan y lanzan un mensaje claro de no rendirse y de retomar posiciones en la región. Evidencia de ello, es que no es casual ni un hecho aislado que los días 20 y 21 de Julio se llevara a cabo en Caracas la reunión de cancilleres de los países No Alineados (MNOAL), cuya presidencia transitoria en la actualidad la ejerce Venezuela, con presencia de Irán, Cuba, Nicaragua, Palestina y Rusia entre los cerca de 120 países representados en la cita. Cuatro días más tarde, también en Caracas se reunía el Foro de Sao Paulo y al mes, las FARC lanza su anuncio.
Durante los últimos años los venezolanos hemos pedido la atención y la ayuda del mundo en torno a la desgracia que vivimos. Venezuela es presa y víctima de un plan deliberado de exterminio a manos de un régimen que la ha condenado a morir de mengua.
Muchos países desde enero de este año han mostrado el apoyo a esta nueva etapa de la lucha por la conquista de nuestra libertad. El tema, es que no se trata solo de una responsabilidad del mundo para con Venezuela. Es una obligación también de Venezuela para con el mundo y en especial para con los países de la región en la mira de este consorcio del mal, lanzar señales claras de la voluntad del uso de una estrategia acorde a la naturaleza de quienes tienen secuestrado y sometido a nuestro país: son criminales y como tal, deben ser tratados.
Y esta es una obligación que recae directamente en el liderazgo político. A los ciudadanos no se les puede pedir más. El ciudadano ha votado cuando se le ha pedido, ha dejado de votar cuando así se le recomendó, ha marchado, ha aguantado represión, cárcel, ha emigrado y cientos perdieron la vida luchando en nuestras calles. En fin, han sentido y padecido, como también hay que decirlo, muchos líderes políticos, pero con la diferencia que los primeros no tienen en sus manos la responsabilidad de trazar la ruta correcta, para poner fin a esta tragedia. Y en este sentido es inadmisible la pasmosa velocidad con que se mueve el liderazgo político frente a la exhibida por estos criminales para defender y retomar posiciones en la región.
Mientras se perdía tiempo en diálogos inútiles el crimen organizado se preparaba para lo que ellos saben será la única acción que los ponga en peligro: la acción de la fuerza. Y es que no debemos tener la menor duda de que si las FARC hace este anuncio es porque sabe y tiene la garantía que sus socios en Venezuela no entregaran el poder a través de un proceso electoral.
El reciente anuncio de convocar el Órgano de Consulta del Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca (TIAR) representa una oportunidad para dar un giro a la estrategia fallida del diálogo, de cara a materializar el cese de la usurpación. El artículo 8 del Tratado establece que el Órgano puede acordar medidas que van desde las sanciones diplomáticas, económicas hasta las del empleo de la fuerza armada. Sin duda que todas las opciones son importantes. Las sanciones económicas han hecho mella en los jerarcas del régimen, pero el negocio del narcotráfico y la explotación ilegal de la minería les dan un margen de maniobra para continuar operando y financiando su proyecto de expansión por la región. Pero a quienes si se les reduce aceleradamente el margen de maniobra es a los venezolanos para continuar resistiendo y prueba de ello son los miles que a diario atraviesan la frontera colombo-venezolana, salen por Maiquetía o se lanzan al mar a la buena de Dios.
Durante 17 de los últimos 20 años se ha recurrido a 9 diálogos que han fracasado en la búsqueda de una salida política. Y ha sido precisamente por eso, porque no nos enfrentamos a políticos, sino a criminales. De ahí que la opción es la de la fuerza y corresponde a las autoridades que nos representan internacionalmente, insistir en esa dirección haciendo entender al mundo que lo que hoy se deje de hacer en Venezuela en un futuro demandara hacerse en más países a un costo muy superior y con menor posibilidad de éxito. La expansión del mal hay que frenarla desde Venezuela, no hay más tiempo que perder.
Jose Antonio Vega C.
@JoseAVega