#OPINIÓN La polis del siglo XXI #7Sep

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Vencer la impaciencia y la intolerancia es mucho más difícil en el tiempo de la interactividad, pero es indispensable si queremos vivir en democracia.

La pluralidad es dato constante de la vida social y el pluralismo principio cardinal de la vida política. En consecuencia, la tolerancia es indispensable para la salud democrática. La intolerancia envenena la convivencia. Savater nos plantea “la escabrosa cuestión de la tolerancia” porque “Vivir en una democracia moderna quiere decir convivir con costumbres y comportamientos que uno desaprueba”.

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Hay que comprender, que no puede ser igual la paciencia de las personas cuando es desigual la distribución entre ellos de las cargas del sufrimiento y la angustia. No obstante, no suelen ser los más pobres los más impacientes. Ni son los sectores con mayores privaciones los agentes de cambios para sustituir la realidad que permite o genera estas carencias.

La conciencia de la gravedad de los problemas y la insuficiencia de las soluciones que en respuesta a ellos se ensaya, no debe conducir, sobre todo al liderazgo, dado su papel social de conducción, a ignorar o siquiera subestimar que los procesos sociales, políticos y económicos son eso, procesos y que precisamente en razón de su naturaleza compleja se dan en fases sucesivas.

Ojo con la advertencia de Briceño-Iragorry: “Olvidados de la lógica de la vida y de la necesidad de madurar las circunstancias, jamás hemos sabido esperar”.

Así como en otro tiempo, no muy distante la televisión impuso el reino de la imagen y los demás medios, unos más que otros, empezaron a intentar andar a su paso, hoy los medios convencionales como la propia televisión, los impresos y la radio tienen la potente competencia de las opciones que dan las nuevas tecnologías, a las cuales han tomado la iniciativa de adaptarse, pero la tendencia irresistible es a la influencia creciente de las redes sociales.

Hoy todo es más rápido, más breve y, por lo tanto, más emocional. La fugacidad de los hechos que nos impactan no quiere decir que no dejen rastro. El conflicto entre razones y emociones por lo pronto se va dilucidando a favor de las segundas, lo mismo que la tensión entre expertos y críticos. El libro de Davies, Nervous States nos habla de “cómo los sentimientos se apoderaron del mundo” y cómo la tecnología ha contribuido a ello.

Antes la queja era que habíamos ido cambiando de paradigma, de la sabiduría al conocimiento y de éste a la información. ¿Puede decirse que ahora es la emoción?

Volvamos a Savater: “Por ello los griegos inventaron la polis, la comunidad ciudadana en cuyo espacio artificial, antropocéntrico, no gobierna la necesidad de la naturaleza ni la voluntad enigmática de los dioses, sino la libertad de los hombres, es decir su capacidad de razonar, de discutir, de elegir y de revocar dirigentes, de crear problemas y de plantear soluciones.”

Ramón Guillermo Aveledo

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