Las Bahamas contemplaba un año récord para el turismo, pero debido al paso del huracán Dorian, ahora las perspectivas para ese vital sector de la economía de dicho país son inciertas.
La monstruosa tormenta perdonó algunos de los resorts más conocidos del archipiélago de 700 islas, como Atlantis, Paradise Island y a Nassau, la ciudad más grande.
Pero a 160 kilómetros de allí, en la isla Gran Bahama y las islas Ábaco, muchos hoteles de los más pequeños resultaron dañados o destruidos. El desafío es doble: convencer a los turistas que sigan llegando sin trivializar el sufrimiento en las islas afectadas.
“Bienvenidas todas las donaciones, pero una gran ayuda para nosotros serán las visitas a la islas no afectadas de las Bahamas. Están abiertas”, dijo el subdirector general del ministerio de Turismo y Aviación, Ellison Thompson.
El turismo representa la mitad del producto interno bruto de las Bahamas, de 5.700 millones de dólares, según la Autoridad Bahameña de Inversiones.
El ministerio de Turismo confirmó el viernes que todos los hoteles en Ábaco y Gran Bahama están cerrados. En conjunto esas islas tienen unos 3.000 cuartos de hotel, el 19% del total de 16.000 en el archipiélago, según Frank Comito, presidente de la Asociación de Hoteles y Turismo. Además hay cientos de casas de vacaciones. Airbnb tiene más de 600 propiedades en alquiler en las islas Gran Bahama y Ábaco.
Según estadísticas oficiales, Gran Bahama recibió 670.000 visitantes en 2018, la amplia mayoría de ellos en buques de crucero. Más de 100.000 arribaron por aire a Marsh Harbour, la población más grande de las islas Ábaco.