Para recordar:
“Porque del Señor es el reino, y Él gobierna las naciones”
(Salmos 22:28)
“El oscurantismo, es una ideología o doctrina que obtiene su máximo auge en la Edad Media y fue el periodo entre el fin de la Era Antigua en el siglo V, hasta el Renacimiento en el siglo XIV… donde la iglesia (Católica) se propuso a abolir y suprimir todo tipo de pensamientos que no le proporcionaran ningún beneficio…”. Y quienes no la reconocían (como regente) eran obligados a recapacitar o serian perseguidos hasta la muerte… La filosofía fue esclava de la fe, y fue una etapa de hambre, miedo y represión” (www.conceptodefinicion.de).
Según la historia, tal poder abarcó un periodo de 1260 años, a partir del 538 d.C., y por muchos años, nadie tenía derecho para hablar de otra religión o leer la Palabra de Dios. La iglesia (los dirigentes) se consideraban infalibles (hasta hoy continúa esta idea). Tal vez por ello, se introdujo la confesión y el supuesto perdón de pecados (algo que es exclusivo de Dios, 1ª Timoteo 2:5) y refrendaron cambios a la Ley de Dios, remplazando el sábado por el domingo como día de descanso. Hecho promulgado por Constantino en el 321 d.C. (ver www.davidnesher.com.ar, bajo el título: El Día en que el “Sol oscureció al Shabat”).
Dado lo anterior, Blanco V., R (2016), señala los factores que dieron origen al Oscurantismo cultural o de la Edad Media, y comparativamente dice que en “Venezuela se vive un oscurantismo contemporáneo” (www.impactocna.com).
Los apagones que ocurren en nuestro país, no se detienen y se parece a la época medieval. El Estado insiste en la mala gerencia; no acaba con la corrupción y aparentemente, a fuerza de oscuridad, han lograron silenciar al país y con ello, las grandes necesidades que vive la nación, como: El hambre, desempleo, muertes por mil causas, falta de medicamentos, poco o nada de dotación a Hospitales, exceso y abuso de autoridad, ausencia de dinero, diáspora, la delincuencia, problemas psicológicos, entre otros.
Cuando se va la energía, todo el mundo se ve obligado a dormir temprano (algo que no es malo), pero algunos que necesitan alumbrarse, usan lámparas de aceite u otros materiales que contaminan el ambiente; se detiene el trabajo; tampoco sirven las comunicaciones. Todo entra en un caos o un silencio, solo comparado con un cementerio.
No importa si el oscurantismo es político o es religioso, nuestro texto inicial nos recuerda: Que Dios está al control del planeta, cuando señala: “Porque del Señor es el reino, y Él gobierna las naciones”; tal cómo termina el Padre nuestro: “…porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por todos los siglos. Amén”. (Mateo 6:13). Al unísono con 2ª Crónica 20:6, cuando se dijo: “Oh Señor… ¿no eres tú Dios en los cielos? ¿Y no gobiernas tú sobre todos los reinos de las naciones? En tu mano hay poder y fortaleza y no hay quien pueda resistirte”. No obstante el libre albedrío, dado por Dios, forma parte de la historia.
Lo triste del caso, es que el oscurantismo medieval religioso se puede volver a repetir y no estamos incluyendo, necesariamente, a numerosísimos feligreses que terminan siendo “verdaderos cristianos”, dicho por E. de White, Conflicto de los Siglos, p. 553. En Venezuela, como en aquel “medieval”, se viola la “libertad de conciencia”; poniendo a la población cadenas muy pesadas, haciéndoles creer que hacen falta los sacrificios humanos para alcanzar el poder; práctica, no bíblica que todavía se hace, como el “perdón de pecados por humanos” para poder “llegar al cielo”.
Si nos dejáramos guiar por la Palabra de Dios, no solo aceptaríamos al Creador del universo como tal, y entonces los “gobernantes” y gobernados caeríamos a sus pies, prestos a su servicio. No habría gobiernos violando algún derecho; “envalentonados” por sus armas; porque Dios, quién tiene el control, en cualquier momento, con sus propias manos o con su poder hará justicia (Salmos 2; Esdras 7:26).
Eduardo Iván González González
www.ventanabiertalmundo.com