Mientras en las principales ciudades de Brasil sonaban cacerolas en señal de protesta y miles de manifestantes ocupaban las calles reclamando un cambio de rumbo de la política ambiental del gobierno, el presidente brasileño Jair Bolsonaro prometió «actuar fuertemente» para controlar los incendios en la Amazonía.
El presidente anunció el viernes por cadena nacional la firma de un decreto que autoriza el envío del ejército a combatir el fuego.
Por medio de un decreto de «Garantía de Ley u Orden» –previsto en la Constitución para situaciones de «perturbación del orden”– Bolsonaro dispuso que a partir del sábado y por el periodo de un mes, los militares brasileños puedan desplazarse a las áreas fronterizas, tierras indígenas y otras unidades de conservación de los estados de la Amazonía para prevenir delitos ambientales y combatir focos de incendio.
«La protección de la floresta es nuestro deber. Estamos conscientes de eso y actuando para combatir la deforestación y las actividades criminales que colocan en riesgo nuestra Amazonía. Somos un gobierno de tolerancia cero con la criminalidad, y en el área ambiental no será diferente», dijo el presidente en un tono más moderado que en los días previos.
«El empleo extensivo de personal y equipamientos de las fuerzas armadas, auxiliares y otras agencias permitirán no solo combatir las actividades ilegales sino también contener el avance de incendios en la región», agregó.
De acuerdo con el decreto publicado en una edición extra del Diario Oficial, el Ministerio de Defensa decidirá qué comandos se desplazarán a las zonas afectadas por las llamas.
Los incendios en la Amazonía pusieron a Bolsonaro en los últimos días bajo miradas y críticas de todo el mundo. El presidente brasileño había insinuado, sin pruebas, que organizaciones no gubernamentales estaban detrás de los incendios, en un intento de desestabilizar su gobierno.
El mandatario ha descrito anteriormente a las protecciones del bosque tropical como un obstáculo para el desarrollo económico y discrepó con quienes señalaron que la Amazonía produce grandes cantidades de oxígeno y es considerada crucial en los esfuerzos para contener el calentamiento global.
Mientras Bolsonaro pronunciaba su discurso, miles de personas protestaban en Río de Janeiro, Sao Paulo y Brasilia reclamaban en las calles acciones concretas para frenar los incendios. Sin distinciones partidarias, los manifestantes levantaban consignas como «Él (Bolsonaro) no, Amazonía sí» y «Paz en la floresta».
En las redes sociales, miles de brasileños compartieron un llamado a hacer sonar cacerolas en el exacto momento en que hablara el presidente en señal de repudio.
Un periodista de The Associated Press que viajó a la región amazónica más temprano vio muchas zonas ya deforestadas que se habían quemado.
Se podían ver árboles quemados alrededor de Porto Velho, la capital del estado Rondonia, fronterizo con Bolivia. En algunos casos, las zonas quemadas eran adyacentes a ranchos ganaderos y de otro tipo que estaban intactos, lo que indicaría que los incendios fueron parte de un plan de roza y quema.
Una gran columna de humo se elevaba desde un incendio y también salía humo de un par de áreas boscosas cercanas. Las actividades diarias parecían normales en Porto Velho. Sin embargo, la visibilidad desde las ventanas en un avión que llegaba era mala debido al humo que cubría la región.
Grupos pequeños de manifestantes se congregaron afuera de las misiones diplomáticas brasileñas en París, Londres y Ginebra para exhortar a Brasil a que haga más para combatir los incendios.
Mientras líderes europeos evalúan discutir la crisis ambiental en la cumbre del G7 –reunión que involucra a siete de los países más poderosos del mundo– y luego de que el presidente francés Emannuel Macron cuestionara a Bolsonaro, a quien acusó de mentir, el gobernante brasileño sumó el viernes el respaldo del Donald Trump.
«Acabo de hablar con Bolsonaro. Nuestras perspectivas comerciales futuras son muy emocionantes y nuestra relación es fuerte, tal vez más fuerte que nunca. Le dije que si Estados Unidos puede ayudar con los incendios en la selva amazónica, ¡estamos listos para ayudar!», escribió Trump en Twitter.
Las críticas internacionales amenazan con tener un impacto económico debido a un posible levantamiento de barreras comerciales a los productos brasileños. Bolsonaro buscó el viernes rebatir las críticas y dijo que es necesario «tratar con serenidad el asunto» y que su gobierno está «abierto al diálogo en base a la verdad y al respeto».
«Incendios forestales existen en todo el mundo, eso no puede servir de pretextos para sanciones internacionales», manifestó.
Los vecinos Bolivia y Paraguay también están batallando para contener el fuego que ha arrasado con bosques y campos agrícolas y, en muchos casos, se salió de control debido a los fuertes vientos después de haber sido iniciados por habitantes de la zona para despejar campos para la siembra. Cerca de 7.500 kilómetros cuadrados de tierra han sido afectados en Bolivia, de acuerdo con el ministro de Defensa, Javier Zavaleta.
El viernes, un avión cisterna Boeing 747-400 llegó a Bolivia para ayudar en las tareas de combate al incendio. El avión proveniente de Estados Unidos puede transportar entre 75.000 y 100.000 litros de agua y otras sustancias que ayudan a sofocar los incendios.
Aproximadamente 370 kilómetros cuadrados han sido arrasados en el norte de Paraguay, cerca de las fronteras con Brasil y Bolivia, detalló Joaquín Roa, ministro de la Secretaría de Emergencia Nacional. Roa agregó que la situación ha sido estabilizada.
Cerca del 20% del bosque tropical del Amazonas ya ha sido deforestado, de acuerdo con Thomas Lovejoy, científico ambientalista de la Universidad George Mason.
“Me preocupa que la actual deforestación rebase el punto de inflexión y ello conduzca a una pérdida masiva de bosques y biodiversidad”, escribió Lovejoy en un correo electrónico enviado a la AP. Dijo que Brasil le está “dando la espalda” a logros ambientales del pasado, incluyendo la Cumbre de la Tierra de 1992, y ha propuesto proyectos de infraestructura que acelerarán el problema del cambio climático.
“Los incendios están quemando directamente el bosque tropical de la Amazonía y eso libera el carbono almacenado en esos árboles”, dijo Doug Morton, científico de la NASA. “Entonces el carbono ingresa a la atmósfera como dióxido de carbono o metano, donde contribuye a los gases de efecto invernadero que están provocando el cambio climático, generando un planeta más cálido y seco”.
Ahora hay “un repunte en la presión hacia lo que queda de la selva de la Amazonía, para ampliar la producción agrícola en áreas que son las que encabezan la frontera de la deforestación”, agregó Morton.
Los incendios son usuales en Brasil en la temporada de secas anual, pero este año están mucho más extendidos.
Expertos brasileños han reportado un número récord de cerca de 77.000 incendios forestales en todo el país en lo que va del año, 85% más que los registrados en el mismo periodo en 2018.
Brasil posee aproximadamente 60% del bosque tropical de la Amazonía, cuya degradación podría traer graves consecuencias para el clima y la cantidad de lluvia a nivel mundial.