Las Grandes Ligas prohibieron que sus jugadores participen en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional en una de las primeras repercusiones públicas de las nuevas sanciones económicas impuestas por el gobierno de Estados Unidos a Venezuela.
Las ligas mayores informaron el jueves que están en contacto con el gobierno estadounidense para determinar cómo proceder ante las nuevas sanciones contra el régimen de Nicolás Maduro y anunciaron que por ahora suspenderán su participación en la liga del país sudamericano.
La Liga Venezolana de Béisbol Profesional es una de varias en las que los peloteros de las mayores se integran al concluir la campaña en Estados Unidos para perfeccionar sus habilidades.
“Las Grandes Ligas respetarán plenamente las políticas implementadas por nuestro gobierno”, afirmaron en un comunicado.
Hace unas semanas, el gobierno del presidente Donald Trump emitió una amplia prohibición que impide que las compañías e individuos hagan negocios con el régimen de Maduro. La orden ejecutiva colocó a la nación sudamericana en una lista de adversarios de Estados Unidos, en la que también se encuentran Cuba, Corea del Norte e Irán, los cuales han sido objeto de ese tipo de medidas financieras agresivas.
El periódico The Wall Street Journal reportó que la decisión de las Grandes Ligas también es aplicable a los peloteros de las ligas menores, pero no impedirá que los beisbolistas venezolanos regresen a su hogar al concluir la temporada en Estados Unidos.
Venezuela ha servido desde hace tiempo como una importante incubadora para el talento que llega a las Grandes Ligas, pero en los últimos años la relación se ha deteriorado constantemente en medio de una crisis política y una contracción económica en el país peor que la de la Gran Depresión. Los equipos de las ligas mayores han cerrado sus academias en Venezuela y ya no mandan reclutadores.
Actualmente, los equipos de jóvenes venezolanos con aspiraciones para jugar béisbol a nivel profesional dependen cada vez más de las estrellas venezolanas en las Grandes Ligas para que les ayuden a financiar sus viajes para competir en campeonatos.
La petrolera estatal de Venezuela, PDVSA, ha sido un patrocinador importante de la liga de béisbol del país. El gobierno de Trump también sancionó a la petrolera hace unos meses como parte de un esfuerzo continuo para dejar sin dinero al gobierno de Maduro y en apoyo al presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó.
La liga venezolana no respondió a una solicitud de comentarios.
En la época de esplendor de la economía venezolana impulsada por el petróleo en la década de 1960, Pete Rose portó una camiseta del equipo de los Leones de Caracas justo después de culminar su temporada de novato. Los jugadores estadounidenses siguieron acudiendo en masa a la liga venezolana hasta hace unos años, atraídos por la oportunidad de jugar con equipos talentosos y ante estadios repletos de aficionados apasionados.
Los problemas de seguridad, una hiperinflación de seis dígitos, un aumento en las cancelaciones de vuelos y un creciente enfrentamiento político han hecho que la idea de jugar en la liga invernal sea menos atractiva, aunque los venezolanos han mantenido su pasión por el pasatiempo estadounidense.
Durante un evento que celebraba el patrocinio de PDVSA el año pasado, el presidente de la liga venezolana, Juan José Ávila, elogió al gobierno por ayudar a lanzar una nueva temporada “del deporte nacional que cada venezolano lleva en el corazón”.
No es la primera ocasión en que la política interfiere con el béisbol durante el gobierno de Trump. Hace unos meses, el Departamento del Tesoro se dispuso a revertir una decisión tomada durante el mandato del expresidente Barack Obama que permitía que los peloteros cubanos firmaran contratos directamente con las organizaciones de las Grandes Ligas.
La política implementada en el gobierno de Obama autorizaba que las ligas mayores pagaran a la Federación Cubana de Béisbol una cuota de liberación equivalente al 25% de la bonificación a cada jugador cubano al firmar su contrato. La ley estadounidense prohíbe prácticamente todos los pagos al gobierno en La Habana dentro del embargo de 60 años de antigüedad, pero las Grandes Ligas argumentaron que la liga de béisbol cubana no forma parte oficial del Estado.