Toda luz tiene su fuente desde donde se propaga. La fuente del bombillo y del fluorescente son respectivamente: el filamento y el gas. La fuente de la iluminación de los días es la atmósfera de la Tierra. Son ellas las que se iluminan mediante la energía. Para la propagación se necesita que haya un medio por donde pueda hacerlo. Ese medios para los tres ejemplos es la atmósfera. Pero nadie hasta este documento se ha ocupado ni de nombrarla. Einstein, por ejemplo, en su teoría de la relatividad, sostuvo insistentemente que la luz se propagaba en el vacío. Tanto es así que propuso en su célebre teoría, que para enviar un rayo de luz por el espacio, se debe, primero que todo, extraer el aire de él. Ilustramos con la cita textual, mencionándolo: “Suponemos ahora que el aire que se encontraba arriba de dicho terraplén ha sido extraído por medio de una bomba” capítulo 7, p. 34) Es decir, con la extracción del aire se ha hecho el vacío para que la luz se propague por él.
La realidad nos enseña lo contrario, en ese espacio debe haber un medio. La tozudes ha sido insistente y creó un medio artificial llamado éter para que la luz se propagara por él. Pero la ciencia en toda su trayectoria nunca se ha ocupado que existe una atmósfera. Esa luminosidad que desde el bombillo desciende hasta el piso, se debe a que hay una atmósfera; lo mismo ocurre si lo referimos al fluorescente. En cuanto a la luminosidad de los días en todas sus doce horas, se produce mediante el paso de la energía solar por entre las partículas gaseosas reales, con masa, que conforman la atmósfera.
Si el filamento del bombillo, el gas del fluorescente, y las partículas gaseosas de la atmósfera están en reposo. No son móviles, Entonces, es la energía la que se mueve para llegar al filamento del bombillo, para llegar al gas del fluorescente, y la energía solar recorre 150.000.000 millones de kilómetros a razón de 300.000 Kms/s. para pasar a esta velocidad por entre las partículas atmosféricas e iluminarlas durante las doce horas del día.
Fundamentalmente cualquiera que sea la luz, requiere siempre para poder propagarse un medio y ese medio en todo los casos propaga la luz en torno suyo. De modo que ni el vacío de Einstein, ni el éter inventado por la ciencia pueden ser medios para la propagación de la luz. En todo momento el medio es la atmósfera.