Una severa contracción de 58% registraron las importaciones acumuladas de Venezuela, al cierre del primer semestre, al ubicarse en un mínimo de US$ 2.986 millones, en comparación con el mismo período del año pasado, de acuerdo con las estimaciones de la firma consultora Aristimuño Herrera & Asociados.
En efecto, el análisis de la firma consultora se basa en la revisión de las balanzas comerciales con los principales socios del país, destacando como dato relevante, que incluso las compras externas a China cayeron 20% durante la primera mitad del año.
Por otra parte, la tensión con Estados Unidos, impulsada por las sanciones impuestas por la administración de Donald Trump, hizo que las importaciones procedentes de ese país cayeran 69% en el primer semestre.
En promedio, Venezuela ha importado alrededor de 400 millones de dólares mensuales en lo que va de año, con un máximo en enero, cuando Aristimuño Herrera & Asociados estima que alcanzaron los 799 millones de dólares.
Destaca la información, que el peor mes fue marzo, cuando apenas se importaron 405 millones de dólares, una caída de 77% en comparación con 1.799 millones de dólares en productos que se adquirieron en el mismo período de 2018.
En su Informe de Perspectivas Económicas correspondiente al segundo trimestre, Aristimuño Herrera & Asociados estimó que, al cierre del año, las importaciones terminarían en 14.000 millones de dólares; sin embargo, el comportamiento del primer semestre presagia que se podría alcanzar a una cifra mucho menor.
La firma advierte que este es un indicador crítico para medir el comportamiento de la economía venezolana, ya que, por ejemplo, en el caso del sector alimentos el componente de suministro externo supera el 50% del consumo, mientras que en el área de medicamentos, este componente se ubica en alrededor de 85%.
Debido a la crisis financiera que atraviesa el gobierno, el sector privado ha asumido cierto protagonismo en la importación de bienes de consumo, pero en volúmenes claramente insuficientes para abastecer a una demanda que, sin embargo, ha caído aceleradamente.
Existen evidentes síntomas de recrudecimiento de la escasez en la mayoría de las categorías de alimentos y el fenómeno se ha hecho estructural en el mercado de medicamentos, donde, según fuentes del sector farmacéutico se mantiene un nivel de desabastecimiento superior a 60%, que sube a 70% en fármacos oncológicos, neurológicos y para el tratamiento de otras enfermedades graves.
Asegura la firma que la situación es en extremo compleja, porque no existen condiciones objetivas que permitan reimpulsar la producción nacional de bienes y servicios; de hecho, al cierre del primer semestre, de acuerdo con cálculos de Aristimuño Herrera & Asociados, los polémicos bodegones estaban vendiendo productos importados a una tasa promedio estimada de 12.400 bolívares por dólar, mientras poner en el mercado un producto nacional implicaba un costo en divisas estadounidenses que arrojaba un cambio promedio de 40.213 bolívares por dólar.
Advierten que aún en esas circunstancias, las importaciones no sólo no crecen, sino que disminuyen aceleradamente.
