Están sucediendo muchas cosas en esta Venezuela atormentada por el crimen organizado y la corrupción. En veinte años se ha sufrido bastante. Hoy somos objeto de estudio profundo por parte de instituciones especializadas en el mundo que se ocupan del tema. Cuesta entender cómo un país de nuestras características puede desmoronarse y pasar del grupo de los punteros a la cola en todas las áreas de medición. La responsabilidad de Hugo Chávez Frías y de Nicolás Maduro Moros no tiene discusión. Ambos están condenados por la historia, pero también la de quienes pudieron impedir el desastre. Hubo mucha complicidad calculada o circunstancial por comodidad o simple cobardía. Pero lo cierto es que, una vez más, el pueblo está siendo superior a sus dirigentes. Esto no me alegra, sin embargo refleja las profundas reservas éticas y políticas de la nación. Es hora de ponerlas en práctica.
En estos días hemos meditado mucho sobre la propuesta de realizar una gran consulta nacional para determinar los pasos inmediatos a dar. Puede tener la forma de un referendo o plebiscito para responder a las preguntas que se formulen con relación al cese de la usurpación y lo que debe hacerse inmediatamente después. Sería organizada por instituciones y personalidades de la sociedad civil. No por quienes aún mantienen el control de las autoridades electorales y de las pervertidas e ilegítimas que se oponen al cambio que el país reclama. Esto es posible corto plazo. No olvidemos que el tiempo corre a favor de la dictadura.
Venezuela tiene todo para salir del foso. Se están concretando planes, ideas y proyectos para todas las áreas. No habrá un salto al vacío. Todo lo contrario. Revisando papeles viejos encontré una inquietud de Ed Feulner que sintetizaba de la siguiente manera; “¿Podemos nosotros crear un gobierno nacional pequeño y fuerte, menos intervencionista, que nos proteja de los peligros internos y externos que amenazan nuestras libertades civiles y que promueva el rol de las leyes estimulando el mercado libre para prosperar?”
La respuesta es SI, pero no sucederá a menos que trabajemos para lograrlo. Este es uno de los retos más importantes que debemos asumir de inmediato. Nadie hará por nosotros lo que nos corresponde hacer a nosotros y sin dejar claramente establecida esa voluntad difícilmente habrá cooperación internacional activa, también necesaria.
La dirección política de la oposición tiene una deuda fabulosa con la nación. Los de antes y los de ahora. No me excluyo. Somos los grandes deudores de la historia. Especialmente con relación a las nuevas generaciones las cuales, como diría Pepe Rodríguez Iturbe, se han convertido en los verdaderos acreedores de esas deudas. Ojala todos lo entendiéramos. Viejos y nuevos.
Oswaldo Álvarez Paz
@osalpaz