#OPINIÓN Cronicario: Duaca, Quíbor, Sanare y Siquisique celebrarán Cuatricentenario el próximo año #9Ago

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El próximo año 2020 numerosos pueblos de Lara y de Venezuela celebrarán 400 años de su fundación por Francisco de la Hoz Berrío, entre ellos San Juan Bautista del Valle de Duaca, Nuestra Señora de Altagracia de Quíbor, Santa Ana de Sanare, San José de Siquisique, Nuestra Señora del Rosario de Humocaro Bajo, San Antonio de Padua de los Naranjos de Humocaro Alto, Santa Catalina de Cuara y San Miguel Arcángel de Cubiro y otros más del estado Lara como Río Tocuyo y el apacible pueblo de Barbacoas.

En otras entidades celebrarán Nuestra Señora de la Candelaria de Turmero, San Joseph de Cagua, San Mateo, San Jerónimo de Cocorote, San Miguel Arcángel de Acarigua, San Juan Bautista de Urachiche y San José de Guama; entre otros. El 19 de agosto de 1620, fundó Baruta https://es.wikipedia.org/wiki/Nuestra_Se%C3%B1ora_del_Rosario_de_Baruta, con el nombre de San Francisco de Paula y le solicitó al juez poblador Diego Gómez de Salazar que fundara un pueblo de indios. Reconocidas fueron las ordenanzas que dio en Trujillo https://es.wikipedia.org/wiki/Trujillo en 1621, en las que dejó instrucciones para que los indios se reunieran en pueblos y en las que se reiteraron las prohibiciones del servicio personal, las explotadoras encomiendas.

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No siempre el fundador fue Berrío en persona, por supuesto pero si fue el autor de la instrucción que ordenaba a un delegado la fundación del poblado. La lista atribuida al gobernador y capitán general de la Provincia de Venezuela entre 1616 y 1622 Francisco de la Hoz Berrío y Oruña es muy larga, quien para el historiador Rafael Arráiz Lucca “nadie fundó tal cantidad de pueblos en Venezuela y, es probable, que tampoco haya habido alguien de similar fervor urbano en América y, sin embargo, son pocos los que advierten su paso por el mundo”.

Este honor no hay manera de escamoteárselo, sostiene el historiador. Hay personajes sobre los que se posa una nube de silencio inversa a la dimensión de sus realizaciones.

Hijo de Antonio de Berrío, gobernador de la isla Trinidad
https://es.wikipedia.org/wiki/Trinidady fundador de San José de Oruña y Santo Tomé de Guayana y de doña María de Oruña, Francisco de la Hoz Berrio y Oruña fue un militar español nacido supuestamente en Santa Fe de Bogotá en fecha desconocida, gobernador y capitán general de la Provincia de Venezuela https://es.wikipedia.org/wiki/Provincia_de_Venezueladesde el 12 de diciembre de 1615, entre 1616 y 1622.

Llegó a su destino, Caracas, el 15 de junio del año siguiente donde fue recibido por el saliente García Girón y las autoridades provinciales pero se consiguió un ambiente enturbiado por las tensas relaciones existentes con la Iglesia por las diferencias del mandatario sustituido con el obispo fray Juan de Bohorques, que duraron hasta cuando este último fue trasladado a México.

A partir de 1618, cuando llega el nuevo obispo Gonzalo de Angulo también se reciben las Cédulas Reales de Felipe III, de abril y octubre, que ordenan “se junten obispo y gobernador para reunir en pueblos a los indígenas, recogiendo a los dispersos en las encomiendas» y el sacerdote colabora en esta tarea como en el reparto de tierras para los indígenas, con la fiebre del poblamiento, cuando al gobernador de la Hoz Berrío “lo domina la vertiginosa empresa de la fundación de pueblos”.

Una vez tomada posesión de la capitanía general, el gobernador de la Hoz Berrio inició su periplo fundador de cinco años fuera de Caracas y se sabe que ningún otro gobernador tuvo en su haber un número de pueblos fundados en tal cantidad que sobrepasa el centenar, de lo cual quedó constancia gracias al escribano Juan Luis de Antequera, quien lo acompañó en la dilatada tarea y firmó su relación el 8 de junio de 1621.

Este fue el inicio de la desaparición del sistema de encomiendas en Venezuela y el paso de una institución de derecho privado como éstas, a otra de derecho público como eran los pueblos que se ordenaba fundar, según Arráiz Lucca. No sólo se proponía la reunión de los indígenas en pueblos sino que estos, ubicados alrededor de las ciudades, se buscaba fueran el sustento agrícola y pecuario de las urbes. En su gestión el gobernador de la Hoz Berrío estimuló el aumento de los cultivos de tabaco y cacao.

Las ciudades fueron pensadas, agrega el historiador Arráiz, para los blancos peninsulares y los criollos, mientras los indígenas permanecían bajo tutela de los encomenderos en sus tierras y como servicio doméstico. “Lo que se buscaba era crear una red entre las ciudades y los pueblos indígenas que articulara mejor la subsistencia agrícola y potenciara la evangelización”. Se facilitaba así la labor misionera porque los arquitectos de estas nuevas poblaciones serían los curas, primero lo fueron los sacerdotes de la curia y luego la llegada de las órdenes religiosas en misiones.

De allí se comprende la creación de los llamados pueblos de indios, fundados como pequeñas urbes satélites de las ciudades entonces existentes, El Tocuyo, Carora, Barquisimeto, Trujillo, Valencia, Maracaibo y Caracas.

Estando el gobernador de la Hoz Berrío en su peripatética labor fundadora fuera de Caracas, cuenta Arráiz Lucca, recibe el nombramiento de su sucesor, Juan de Treviño y Guillama, y después de la residencia de rigor se embarca hacia España, pero falleció durante el viaje en un naufragio cerca de La Habana, en 1622.

Juan José Peralta

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