La Avenida Hermano Nectario María, mejor conocida como ‘Ribereña’ es una de las más importantes arterias viales de Barquisimeto, que comunica a la ciudad con el municipio Palavecino. Estas calles han sido testigo de centenares de noches en penumbra, decenas de accidentes e incontables intentos de las autoridades por tenerla en óptimas condiciones.
Lamentablemente esa condición de óptima no la ha logrado ningún Alcalde ni Gobernador en Lara y ahora sigue mostrando la cara de la desidia oficial y la falta de inversiones acordes con las necesidades del transeúnte.
Deacertada inversión
El pasado 1 de agosto la Alcaldía de Iribarren instaló una valla alusiva a la marca ciudad de ese Organismo, llamada #SerGuaroMeEncanta. Adicionalmente se hicieron trabajos de remoción a una parte del distribuidor Jirahara para instalar unas letras corporeas en las que se lee la palabra Iribarren. Todo esto contrasta con la realidad cercana de abundante maleza y evidente falta de mantenimiento en el mismo distribuidor, lo que lleva al barquisimetano a preguntarse por el criterio de inversión de este ente gubernamental cuya marca ciudad (#SerGuaroMeEncanta) puede calar en los ciudadanos pero no precisamente por que les encante el estado en el que está la ciudad.
Más adelante, en sentido este – oeste, es fácil ver el distribuidor Uruguay devorado por el monte y las plantas, sin mencionar la gran cantidad de basura que está desbordada en los alrededores de la estructura. Mientras el dinero de los Barquisimetanos se usa para instalar publicidad institucional, la avenida Ribereña sigue ostentando obras inconclusas y falta de atención.
Reparación inconclusa
El pasado 11 de julio se abrió un gran hueco a pocos metros del distribuidor de la Calle 38, el cual generó el cierre parcial de la avenida Ribereña en sentido este – oeste. En su momento, la Autoridad del Poder Popular para Obras Públicas, Servicios y Viviendas del estado Lara, Adolfo Pereira, prometió que la reparación estaría lista en los próximos 15 días. No obstante ya han pasado más de 20 días y el trabajo no ha sido culminado.
Sin honor al arte
Hacia el sector El Garabatal al escenario se le agrega la desgastada obra del artista Esteban Castillo, la cual se extiende por 2.800 metros cuadrados y está integrada por 35 mil cerámicas y en el año 2009 fue una significativa referencia de la avenida, representando uno de los murales de mayor tamaño en latinoamérica. Sin embargo no se le hace honores a este arte, como a muchos en el país, y los trabajos de presunta restauración, siguen en proceso.