El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (U.S. Immigration and Customs Enforcement, conocido por sus siglas ICE) es una oficina policial que, tal como su nombre lo indica, cumple con funciones de seguridad migratoria en ese país, es decir, es un órgano oficial del gobierno norteamericano.
El pasado miércoles 31 de julio se conoció, a través de la página oficial de internet del ICE, la inclusión de Tareck Zaidan El Aissami Maddah, quizás el hombre más fuerte de la reducida ala civil del régimen de Maduro, a la lista de “los más buscados” por las autoridades estadounidenses. Según el mismo reporte de búsqueda, se le requiere por estar vinculado con delitos de narcotráfico. Léase bien: ¡narcotráfico! No se le busca por corrupción, por terrorismo ni por delitos contra los Derechos Humanos. No. Los norteamericanos han señalado a El Aissami por el único delito en el cual no existen contemplaciones, relajamiento de penas ni beneficios procesales a la hora de cumplir con el castigo penal que la legislación de los Estados Unidos contempla.
No es poca cosa lo que ocurre. Este anuncio es oficial, lo que quiere decir que Tareck pasa a ser un prófugo de la justicia en EEUU y que uno de los hombres de mayor rango de poder en el entorno del régimen de Maduro, ya no solamente es cuestionado por sus presuntas prácticas de corrupción ni por sus presuntas asociaciones con grupos extremistas islámicos, sino que está inmerso en asuntos mayores, lo que implica que Maduro tiene a su lado a quien le debe algo al gobierno de su peor enemigo. Así que a estas alturas y en este particular, nada es presunto, al menos para el país que lo busca ya no quedan dudas, porque para entrar en ese selecto club, debe haber una investigación previa que vincule al sujeto con la comisión de los delitos por los que se le acusa. Claro que una vez que detienen a los buscados, existe un proceso judicial en el cual cada uno tiene derecho a ejercer su propia defensa y argumentar su inocencia o admitir su culpabilidad para convertirse en colaborador de la investigación. Pero si ya llegaron al punto de meter a Tareck en esa cotizada lista, es porque deben tener la melena del burro en la mano.
Hay personas que acumulan tanto poder, que creen que un momento como este nunca llegaría. Muchos se sienten inalcanzables, omnipotentes e intocables, pero como el título de este escrito lo indica: NO HAY INTOCABLES. Incluso, muchos de nuestros propios ciudadanos, desahuciados en el abandono moral, sumergidos en una crisis de valores provocada por un mundo que está al revés, en el que los malos gobiernan y los buenos sufren, han dejado de creer posible el hecho de que algún día se hiciera justicia para detener el avance de quien parecía indetenible. Totalmente comprensible que así lo percibieran, pero la realidad es otra. La justicia a veces tarda, pero llega.
Ahora el escenario parece mostrarse diferente. La jugada del gobierno de Trump es la más agresiva de la estrategia reciente que han empleado para frenar al régimen venezolano. Sin duda la presión que se ejerce con esta acción excede los niveles de las sanciones por corrupción o por violaciones de Derechos Humanos en Venezuela. Es una manera de dejar sin alternativas a quienes pensaban que podían seguir eternamente destruyendo al país sin ningún tipo de consecuencias. Por supuesto que les queda la opción de inmolarse y asumir la defensa irracional frente a acusaciones tan graves como estas, a cambio de buscar desesperadamente permanecer en el poder por los siglos de los siglos, pero incluso el propio Tareck debe estar preguntándose ahora mismo hasta dónde podrá llegarle la cobija del poder y hasta cuándo podrán aguantar la fuerza del mundo democrático que viene por todos los que construyeron su fuerte sobre las bases de la atrocidad y la criminalidad.
Quizás ahora eso de negociar salidas menos drásticas para esta tragedia política, social y económica que vivimos, luzca como la única vía posible para los bravucones que a diario vemos en los medios de comunicación del Estado, negando toda posibilidad de ceder en partes o en todo alguna condición que haga viable el despojo de su poder. Probablemente ahora haya más que negociar por temor a que sea mucho más lo que puedan perder. Ojo, a lo mejor el efecto es totalmente contrario y no den ni una pequeña demostración de retroceder, sino que muestren su verdadero rostro y terminen asumiendo la dolorosa verdad de su ser y adopten actitud de “no me importa de qué me acusen, si no les gusta vengan por mi”. De ellos, cualquier cosa se puede esperar, pero si deciden radicalizar su accionar ya despojados de disimulos y caretas, estarán huyendo hacia delante. Habrá que ver hasta qué punto el entorno de quienes les acompañan estará dispuesto a hacerlo. No creo factible que los demás amigos de Maduro quieran ser invitados a esa lista. Muchos intereses económicos y familiares en la Florida como para ponerse en las malas con el Tío Sam.
Lo cierto es que el mundo sigue apoyando la lucha democrática encabezada por Juan Guaidó y nuestra Asamblea Nacional. A pesar de los negativos vaticinios que hacen actores de ambos extremos radicales, apostando al fracaso de Guaidó, los apoyos a su lucha siguen intactos en cuanto a voluntad de acompañarle y cada día más contundentes y determinados. Los distintos tableros se siguen moviendo con una velocidad que asombra. El mismo día que EEUU anunció que busca a El Aissami, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, anunció haber recibido el documento que notifica la reincorporación de Venezuela al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) por voluntad de la Asamblea Nacional venezolana. Ese mismo día se hizo del conocimiento público que se continuarían las negociaciones en Barbados a fin de lograr una salida a la crisis de nuestro país.
Por alguna vía llegará nuestra Libertad. Eso parece cada día más cierto y posible. Todo el reconocimiento y el respaldo para el presidente Juan Guaidó y para nuestros valientes diputados de la Asamblea Nacional quienes han asumido dar cara para lograrlo.
Miguel Peña
@MiguelPenaPJ