“Pidan y se les dará”, nos recomienda Jesucristo en el Evangelio” (Lc. 11, 1-13). Pero ¿significa esto que se nos dará todo lo que pidamos a Dios? Como que no. Es que hay que leer unos versículos más abajo para entender bien esto.
Este texto viene narrado por San Mateo y San Lucas. Fijémonos cómo concluye Mateo esta recomendación del Señor: “… el Padre Celestial, Padre de ustedes, dará cosas buenas a los que se las pidan” (Mt.7, 11). Y San Lucas: “… el Padre del Cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan” (Lc. 11, 13).
En efecto, sucede que muchas veces pedimos cosas que no nos convienen y que no coinciden con lo que Dios quiere darnos (y El es el que sabe). “Piden y no reciben, porque piden mal (St. 4, 2)”, nos dice el Apóstol Santiago. Y San Pablo también insiste en esta idea: “*Nosotros no sabemos pedir como conviene” (Rom. 8, 26).
Sucede que también tendemos a pasar por alto palabras muy importantes del Padre Nuestro. El Señor nos enseña a rezar así: “Hágase tu Voluntad así en la tierra como en el Cielo”. Es por ello que el Catecismo nos dice que es necesario orar para poder conocer la Voluntad de Dios (CIC #2736); es decir, para poder pedir lo que está conforme a los planes de Dios, para poder pedir esas “cosas buenas”, a las que se refiere San Mateo, para poder recibir esas gracias de santificación a las que se refiere San Lucas cuando dice que el Señor “dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan”.
Y San Juan es clarísimo al respecto: “Estamos plenamente seguros: si le pedimos algo conforme a su Voluntad, El nos escuchará” (1 Jn. 5,9). Nuestra oración de petición debe siempre estar sujeta a la Voluntad de Dios, como rezamos en el Padre Nuestro y como rezaba Jesucristo: “No se haga mi voluntad sino la tuya, Padre” (Lc. 22, 42 – Mc. 14, 26).
Y ¿cómo conocer la Voluntad de Dios? Precisamente a través de la misma oración. Por eso es importante establecer ese diálogo con el Señor, en el que tratamos de descubrir el misterio de su Voluntad. Cualquiera que sea el tipo o la modalidad de oración que usemos, Dios nos va mostrando su Voluntad y nos va dando esas cosas buenas que Él sabe que necesitamos.
Dios siempre responde nuestra oración, pero no siempre en la forma como nosotros deseamos. No creamos que Dios no nos oye: nuestra oración siempre es escuchada por Dios. Lo que sucede es que Dios no nos da todo lo que queremos, pero sí nos da todo lo que necesitamos.
Isabel Vidal de Tenreiro