El gobierno de Donald Trump autorizó el viernes a Chevron a seguir operando en Venezuela -al menos hasta octubre- pese a sanciones estadounidenses que buscan remover a Nicolás Maduro al cortar el ingreso generado por la mayor reserva de petróleo crudo en el planeta.
El Departamento del Tesoro deberá decidir antes del 25 de octubre si renueva o no la licencia por segunda vez, que fue emitida originalmente en enero por seis meses.
Kevin Book, jefe del equipo investigador de ClearView Energy Partners, señaló que Chevron tendrá mayores dificultades para seguir renovando la licencia a medida que se acerquen los comicios presidenciales en Estados Unidos previstos para noviembre de 2020.
“El gobierno de Trump parece ver al tema Venezuela como un vaso comunicante con Cuba, lo que resuena con votantes latinos”, dijo Book. “Se hará más difícil para la Casa Blanca dar extensiones a empresas estadounidenses cuando están luchando para ganar votos en Florida”.
Ray Fohr, portavoz de Chevron, dijo que “nuestras operaciones en Venezuela continúan cumpliendo con todas las leyes y regulaciones aplicables. Nuestra prioridad es mantener la seguridad de las operaciones y apoyar a más de 8.000 personas que trabajan con nosotros, y a sus familias”.
Chevron ha operado en la nación sudamericana por casi un siglo y su participación en cuatro empresas junto a la petrolera estatal Petróleos de Venezuela PDVSA produce cerca de 200.000 barriles diarios. Eso representa una cuarta parte de la producción total de Venezuela en junio, según la Organización de Países Exportadores de Petróleo OPEP.
Chevron es la última presencia estadounidense en Venezuela y analistas temen que su retirada permita la participación de adversarios como China y Rusia en los pozos donde Chevron participa.
Otras empresas norteamericanas como Colgate, General Motors y the Kellogg Co., se han retirado en años recientes ante la escasez crónica de insumos y una hiperinflación que el año pasado trepó al 130.000%.