Varias teorías han circulado a lo largo de la historia, por tradición oral, del supuesto nacimiento de Simón Bolívar en otras poblaciones de Venezuela y después presentado en Caracas, como se esperaba de una familia de tanta alcurnia. Se ha contado nacido en las haciendas de caña de San Mateo o de los valles del Tuy del coronel don Juan Vicente Bolívar y Ponte. También en las plantaciones de los Palacios, en Barlovento, ninguna de ellas documentadas para la historia.
Sin embargo en Capaya, en el municipio Acevedo del estado Miranda, es fuerte la tradición contada por sus habitantes del nacimiento del Libertador en una de las haciendas de cacao de la familia de su madre, María de la Concepción Palacios y Blanco, quien habría ido a estas posesiones en busca de quien amamantara al niño por nacer debido a sus precarias condiciones de salud y le habían dicho de una esclava a quien se le había muerto el niño y estaba cargada de leche. Tenía 24 años y buscaba también un aya para su cuarto hijo.
Ya habían nacido María Antonia el 1º de noviembre de 1777, Juana el 16 de mayo de 1779 y Juan Vicente el 30 de mayo de 1781. Dos años más tarde parió a María del Carmen, fallecida al nacer. En 1773 de quince años se había casado –como se acostumbraba entonces, unas muchachitas– con el acaudalado terrateniente Juan Vicente Bolívar y Ponte de 47 años, aspirante al título de marqués de San Luis.
Hace unos cuantos años en la Universidad Central de Venezuela conocí al simpático y dicharachero “negro” Palacios como se presentaba, “paisano del Libertador, nacido y criado en Capaya, donde también nació Simón Bolívar” y fue la primera vez que escuché esta anécdota la cual intrigado un día pedí contarme.
Me explicó ser tataranieto de los afrodescendientes de los esclavos africanos de los Palacios llevados a estas tierras en el siglo XVIII a trabajar en los cañaverales y en los cultivos de cacao de Barlovento. Según sus antepasados, doña María de la Concepción estaba en la hacienda hoy en ruinas y cuando la joven señora estaba en planes de regreso a Caracas se le adelantó el parto del niño Simón registrado en el libro de bautismos de la iglesia, de paradero desconocido.
La página la habría arrancado después un sacerdote allegado a la familia Bolívar para borrar el testimonio, lo cual contrariaba las palabras de don Juan Vicente.
Cuentan también que dos o tres días después la encumbrada dama retornó a la capital lo cual no era muy fácil por estar en plena época de lluvias y no existían buenos caminos por donde solo transitaban bestias.
Con la tradición y fiesta de las familias adineradas lo bautizaron el 30 de julio de 1783, en la capilla de la Santísima Trinidad de la catedral de Caracas con el nombre de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad. El abuelo materno don Feliciano Palacios y Sojo fue el padrino en ceremonia oficiada con licencia como sacerdote por el primo Juan Félix Jerez de Aristiguieta.
Otra historia oral señala que dos días antes de la fecha del nacimiento del niño, el 22 de julio de 1783, en la iglesia de Nuestra Señora de la Iniestra de Capaya, la más antigua de Barlovento, doña María de la Concepción fue madrina de la niña de una de las esclavas, acostumbradas de esta manera a buscar protección de los amos para sus hijos.
A las nuevas generaciones han llegado numerosas historias de las familias Bolívar y Palacios y del propio Simón Bolívar, con relatos y anécdotas que difieren de la historia oficial del nacimiento del Libertador.
En una de sus tantas intervenciones en la televisión, en julio de 2012 el difunto presidente Hugo Chávez reconoció posible que Simón Bolívar haya nacido en Capaya, población de Barlovento donde los Palacios tenían haciendas, pero no lo aseguró. “No digan que yo lo estoy afirmando, a mí se me tergiversa mucho”.
También comentó que sería el 25 de julio y recordó una carta de Bolívar a Perú de Lacroix donde menciona que él siempre celebró su cumpleaños el 25 y una razón para esto la da en otra carta donde dice nacido tarde en la noche sin precisar si fue el 24 en la noche o el 25 en la madrugada. “No estoy diciendo que nació ese día, lean el Diario de Bucaramanga”.
Chávez agregó no averiguar más pero aseguró con la anécdota del libro de bautismos la creencia del nacimiento de Simón Bolívar en Capaya. “Te dicen que había un libro muy viejo en la Iglesia que un cura lo quemó o se lo llevó, o le arrancó una página y que allí estaba la prueba”. El finado mandatario recordó lo contado de que la madre de Bolívar, en avanzado estado de gravidez amadrinó una niña nacida en esos días en Capaya, a dos o tres días para el 24 de julio. Para la época no era posible regresar tan rápido para dar a luz en Caracas.
La negra Matea no amamantó al niño Bolívar pues fue llevada de San Mateo a Caracas como aya en 1785, cuando tenía doce años y fue compañera de juegos del pequeño. Venía del hato El Totumo propiedad de los Bolívar donde laboraba en tareas domésticas. Matea nació en San Juan de Tiznados, estado Guárico, el 21 de septiembre de 1773. Quien amamanta en principio al recién nacido es una amiga íntima de la familia, doña Inés Mancebo de Mijares, esposa de un español luego gobernador en Maracaibo.
También Hipólita Bolívar, pues el mismo Libertador contaba que ella lo amamantó, aunque no estaba en Caracas cuando él nació. En la necesidad de buscarle una nodriza por sus problemas de salud, doña María de la Concepción mandó a traer a la esclava de la hacienda El Ingenio, de San Mateo, también propiedad de la familia.
Conocida como la negra Hipólita, nació en 1763 en San Mateo, estado Aragua y tenía unos veinte años cuando la llevaron a Caracas. Estaba casada con otro esclavo de la familia, Mateo Bolívar, de la hacienda Santo Domingo de Macaire, en Caucagua, población también vecina a Capaya, con quien procreó a Dionisio de la misma edad de Simón y quien llegó a sargento del ejército Libertador. Hipólita amamantaba a los dos y Bolívar siempre contaba en cartas su relación con la negra a quien llamaba «su madre y su padre». Cuando Hipólita no pudo continuar la lactancia del niño Simón, fue alimentado con leche fresca de las vacas que pastaban en el patio trasero de la casa de los Bolívar.
Hipólita y Matea fueron en la prácticas compañeras y amigas inseparables, ambas al cuidado del niño en sus primeros años.
En 1786 muere don Juan Vicente y las responsabilidades de su inmensa fortuna y numerosos bienes quedan en manos de la joven señora quien muere de 33 años el 6 de julio de 1792 de tuberculosis, cuando Simón contaba nueve años. Los hijos quedaron bajo la tutela del abuelo Feliciano Palacios de Aguirre y Sojo, quien murió un año más tarde.
Poco después las dos muchachas contrajeron matrimonio mientras los varones, Juan Vicente de 12 años de edad y Simón de diez quedaron bajo la tutela de su tío Esteban Palacios quien con frecuencia viajaba a España por largos períodos por lo cual permanecían bajo custodia de otro tío de fuerte carácter, don Carlos Palacios, quien también se ausentaba de Caracas con frecuencia quedando los niños bajo el cuidado de las dos esclavas.
Fue así como la negra Hipólita crió a Simón como su propio hijo, reconocido por él mismo, con el afecto de madre y no solo lo amamantó sino que lo alimentó con consejos, enseñanzas y oraciones, además de acompañarlo en algunas batallas.
Para los historiadores resulta inverosímil el nacimiento de Bolívar en Capaya. En ese tiempo no había alimentación artificial y se preguntan quién amamantó en principio al recién nacido en el largo regreso por pasajes casi intransitables de ríos crecidos que exigían pausas en el camino, si lo trajeron a bautizar en Caracas a los seis días de nacido, porque fue allá cuando su amiga doña Inés Mancebo de Mijares pudo amamantarlo.
Argumentan el carácter social y la juventud de doña Concepción, acostumbrada a comodidades y atenciones, con experiencia de embarazos anteriores, en aquellos tiempos atendidos por comadronas. Apenas aparecidos los primeros síntomas de embarazo, en aquella época se extremaban atenciones, cuidados y alimentación con aislamiento para evitar enfermedades infecciosas, reposo con suficientes horas de sueño y evitar grandes esfuerzos físicos.
Para el niño Simón procedían los cuidados y precauciones de la madre y la experiencia del padre, hombre de avanzada edad, quienes imponían las mayores precauciones y su primera nodriza vivía en Caracas, dicen.
En estado de gravidez, creen inconcebible se fuese a una hacienda, lejana y con dificultades de transporte, en varios días de camino, no solo de su parte sino del marido exponerla. Además pudo escoger a San Mateo, con vía para carretas.
La tradición prosigue: un decreto de la alcaldía señala al pueblo como simbólico lugar del nacimiento del Libertador y a la entrada del pueblo una valla de un hotel saludaba a los visitantes Bienvenidos a Capaya, donde nació Bolívar.
Juan José Peralta