Una mujer de 33 años, quien fue condenada dos veces por el mismo delito, se encuentra hospitalizada, en estado muy delicado, en el Antonio María Pineda, como consecuencia de no haber recibido tratamiento oportuno a sus enfermedades, a pesar de que pidió reiteradamente ser evaluada por los médicos.
El caso fue dado a conocer por su pareja, de 27 años, en el foro celebrado este jueves en la fundación Universitas, donde se trataron, entre otros temas, las violaciones a la ley que penaliza los tratos crueles, inhumanos y degradantes cometidos contra las personas privadas de libertad.
La mujer, cuyo nombre se omite al igual que el de su pareja porque ambos temen que ellos o sus familiares puedan ser objeto de retaliaciones, fue detenida el 28 de abril por el delito de robo de una moto. Se le imputó condena por robo agravado y robo agravado de vehículo, por cuyas causas debía pagar nueve años de presidio.
Primero la llevaron al Destacamento 121 de la Guardia Nacional, donde estuvo recluida tres meses; después trasladada al Fénix, en que estuvo seis meses y más tarde al David Viloria, recluida por un año y ocho meses.
Cuando comenzó a experimentar las dolencias pidió ser examinada por los médicos, pero no le hicieron caso, dijo su pareja. Sufrió continuos derrames y sólo al agravarse fue que la llevaron a los facultativos, quienes le diagnosticaron cáncer en el cuello uterino.
Pero, además es hipertensa y sufrió maltratos de parte de los custodios. “Llevó palos de éstos cuando pagaron justos por pecadores la rotura de unos candados de la prisión”, agregó.
Ha venido perdiendo peso y está tan delicada que el martes de esta semana, mediante gestiones del Observatorio Venezolano de Prisiones y otras ongs, el juez que conoció del caso le dio el beneficio de libertad. Sin embargo, está tan mal que a consecuencia de las fiebres ha perdido la audición.