Una tarde, cuando me encontraba impartiendo clases a mis alumnos de 5to año de bachillerato, lancé una pregunta. ¿Cuál es la energía más poderosa en el mundo y la más desperdiciada? En seguida, se levantaron varias manos anhelantes de dar respuesta. El petróleo, la gasolina, el gas, la energía atómica. Y los argumentos no se hacían esperar. Uno a uno los escuché pacientemente. Pero estaban sorprendidos por cuanto mi especialidad no es la Física ni la Química sino la Historia. Esperé un buen rato en silencio y escribí en la pizarra: LA ORACIÓN.
A la vez, presenté un concepto extraído del diccionario. “El término energía (del griego ἐνέργεια, ‘actividad’, ‘operación’; fuerza de acción’ o ‘fuerza trabajando’) tiene diversas acepciones y definiciones, relacionadas con la idea de una capacidad para obrar, transformar o poner en movimiento”
Entonces, si la energía es “fuerza de acción o fuerza trabajando. Capacidad para obrar, transformar o poner en movimiento”, quiere decir, dije, que esa fuerza tan poderosa no es ninguna de las que Uds. han mencionado, sino la oración, por cuanto esta mueve el brazo poderoso de nuestro Dios y se ven los resultados. Seguidamente, les presenté el concepto tomado del libro El camino a Cristo de Elena de White “La oración es la llave en la mano de la fe para abrir el almacén del cielo, en donde están atesorados los recursos infinitos de la Omnipotencia”. Entonces la Omnipotencia es todo el poder en manos de Dios. Es la total capacidad que Dios tiene para resolver cualquier situación que pueda parecer imposible para los seres humanos. Desde curar un resfriado hasta resucitar a los muertos.
Hace tiempo supe de una experiencia que leí en el libro “Si mi pueblo orara”. Cuenta el pastor RANDY MAXWELL , que se le acercaron unos hermanos, esto es en región africana, y le informaron que una hermana estaba poseída por un demonio. Se apersonó al sitio y la tenían amarrada a la cama. Le dijeron que la hermana e efecto, era bautizada en la iglesia y trabajaba en ella, pero también frecuentaba eventualmente los cultos de su antigua religión.
Unánimes, toda la congregación se juntó para orar por el caso, sin resultados positivos. El pastor entonces buscó otros colegas para que ayudaran y tampoco sucedía nada. Llegaron las altas horas de la noche y casi todos se fueron a sus casas. El pastor y algún familiar se quedaron allí. Poco antes de amanecer, sentado en el suelo, al borde de la cama, solo, cansado, agotado, sollozando, apenas balbuceó, con lágrimas en sus ojos ¡Señor ayúdame! Y en seguida el demonio abandonó el cuerpo de la hermana y con tranquilidad dijo “Pastor… ¿qué pasó?”.
Una corta oración, sincera, un clamor sencillo, anhelante y suplicante, que salió desde lo más hondo de su corazón, fue suficiente para que la fuerza poderosa del omnipotente obrara. “La oración no le da a Dios informaciones que de otro modo no podría saber. Tampoco es un medio para convencerlo de que haga lo que de otro modo no querría hacer. La oración nos une con el Omnisapiente y condiciona nuestra voluntad para que cooperemos eficazmente con la voluntad divina” Diccionario Bíblico Adventista Lástima, que los seres humanos desperdiciemos la energía más poderosa que existe en todo el universo. Hasta la semana próxima Dios mediante.
William amaro Gutiérrez