Cuando se elaboraba la Constitución, Chávez se molestó al leer el contenido del articulado relacionado con la libertad de prensa e información, recuerda el exconstituyentista Alberto Jordán Hernández.
Los editores reiteradamente advirtieron durante mucho tiempo que se avecinaba el cierre de los diarios, dice el Dr. David Natera, presidente del Bloque de Prensa Venezolano.
David Natera Febres de Venezuela habla en la libertad de la prensa emite en su domingo rural Oct. 14, 2007 durante la 63 Asamblea General del Entierre la Asociación de Prensa de americano en el Miami. (AP PHOTO/DAVID ADAME)
Y el comunicador Luis Eduardo Pepper, exsecretario general del CNP Lara, observa que, además, se destruyó el mercado laboral de los periodistas.
Este régimen, desde su inicio, siempre tuvo el propósito de cercenar la libertad de prensa e información, eliminando los medios de comunicación, como ha sido la práctica de todas las dictaduras arbitrarias, deshumanizadas y totalitarias.
La declaración es hecha por el profesional del Derecho y periodista Alberto Jordán Hernández, que además de haber sido en un principio afín al proyecto chavista, participó en la elaboración de la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Quien, por cierto, fue abogado de Hugo Chávez tras ser éste detenido por la intentona de golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, refiere que cuando el teniente coronel llegó a la presidencia de la República y logró conformar la Asamblea Nacional Constituyente se molestó al leer el proyecto del articulado que le llevó para que tuviera conocimiento del mismo.
Yo era miembro de la dirección nacional del Movimiento V República y, además, presidente de la subcomisión de derecho a la información, adscrita a la comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Nacional Constituyente.
“¿Esta vaina la hizo la oposición?”, preguntó muy iracundo Chávez. Y al rechazar el contenido de los artículos los calificó como una traición.
Sin embargo, contó Jordán Hernández, después de recibir explicaciones, aceptó que el articulado fuese sometido a discusión, pensando que no sería aprobado porque gozaba de un enorme apoyo de los diputados, que en su inmensa mayoría eran afectos al gobierno.
Logramos desarrollar un gran debate de nueve horas, al final del cual fueron aprobados 13 artículos, lo que significó la primera derrota para el gobierno que desde ya tenía el propósito de controlar a los medios.
El artículo sobre la información veraz, que no era original porque ya existía en otros países, no sólo lo rechazaba Chávez, sino también El Universal y hasta la Sociedad Interamericana de Prensa.
Aún más: José Vicente Rangel, el 6 de noviembre de 1999, en una entrevista televisada que le hizo José Domingo Blanco, en el programa Primera Página, calificó al artículo mencionado como una necedad y un peligro para la libertad de información.
La aprobación se había hecho el 23 de octubre y partió de una iniciativa del movimiento Prensa Libre, en el cual participaban entre otros periodistas, Eleazar Díaz Rangel, exdirector de la Escuela de Comunicación de la UCV y uno de los fundadores del Colegio Nacional de Periodistas.
Cuando vino la propuesta sobre la hegemonía comunicacional, indicó Jordan Hernández, también se presentó otro gran debate- Aunque yo seguía creyendo en Chávez siempre me pronuncié por los derechos a la libertad de prensa y de expresión-.
“Conviene señalar que el libro El cerco rojo, de Oscar Luciente, está reseñado ese propósito del régimen de controlar la información y, por supuesto, de que la población deje de estar informada. Y ya vemos cómo Nicolás Maduro ha superado el tiempo de todas las cadenas de Chávez”.
El exconstituyentista lamentó lo que ha venido ocurriendo con los medios de comunicación social, ya que han desaparecido los principales diarios, comenzando por Antorcha. Del mismo modo salieron de circulación El Carabobeño, La Mañana de Coro,El Nacional, Panorama, EL IMPULSO, entre otros.
Editores anunciaron la demolición informativa
El Dr. David Natera, presidente del Bloque de Prensa Venezolano, declaró que aunque han venido desapareciendo medios, todavía permanece como una institución indestructible esa agrupación de editores.
“Tenemos una misión histórica: mantener el derecho a la información de la colectividad venezolana, pese a todas las dificultades que se puedan presentar”, dijo al ser consultado por elimpulso.com. “Realmente lo que está pasando con los medios es una tragedia para la libertad de expresión”.
Pero, observó que lo ocurrido ya estaba programado por el régimen desde que éste se instaló, porque el propio Chávez comenzó a propagar la idea de combatir fieramente a los medios, al punto de que grupos armados comenzaron a congregarse frente a los portones por donde salían los camiones para distribuir las ediciones. Claro está, esa campaña fue ejecutada con la asesoría de los hermanos Fidel y Raúl Castro desde Cuba, donde precisamente la dictadura acabó con la prensa independiente.
Nosotros no cerramos el Bloque de Prensa Venezolano porque éste tendrá vigencia plena mientras exista la condición y el compromiso histórico de que debe existir el derecho que tienen todos los ciudadanos a ser informados y manifestar libremente su opinión.
“Este proyecto de cercenar la información fue denunciado por el BVP a través de diferentes comunicados y ya advertimos hace tiempo que estaba en desarrollo una política de dominación basada en el control social, la desinformación y eliminación de derecho de expresión”.
En cuanto al cierre de medios por falta de insumos, cuando fue creada la Corporación Alfredo Maneiro denunciaron que la intención respondía precisamente a arrebatar el derecho a informar, porque se le negaban los dólares a los editores pues el régimen estaba imponiendo el monopolio sobre la tinta y el papel.
Como dato anecdótico cada ejemplar, según encuestas, de El Correo del Caroní era leído por siete u ocho personas, porque así ocurría con los diarios, que eran leídos desde la mañana hasta la noche, incluso en el baño.
Luis Eduardo Pepper, exsecretario general del Colegio Nacional de Periodistas-Lara, este sistema político imperante durante los últimos veinte años en Venezuela no sólo se trazó el objetivo de ir desapareciendo los medios impresos por la fuerza de opinión que generaban en la población, sino que decidió al mismo tiempo reducir al gremio periodístico porque sus integrantes,
a lo largo del tiempo, siempre fueron un pilar de defensa de la democracia y, por supuesto, de los derechos humanos, los cuales han sido violados a diario por funcionarios de todos los niveles del régimen.
Grave ha resultado que al cerrar los medios, una enorme cantidad de profesionales de la comunicación ha quedado sin empleo y sin otras oportunidades de obtener sus ingresos, ya que prácticamente están obstruidos los canales de otros medios por falta de publicidad, que es el factor fundamental para mantenerlos.
Se ha cerrado el mercado laboral para los profesionales de la comunicación y, en consecuencia, han sido afectadas las familias de estos trabajadores.
El deterioro ha sido tan profundo que todo el andamiaje informativo del país se ha desplomado, ocasionando una falta de información a la sociedad y permitiendo la opacidad gubernamental, lo cual impide saber realmente todo lo que está sucediendo con el manejo de la administración pública, que ha llegado al colapso como se evidencia con la caída de la producción petrolera, los apagones eléctricos que han devuelto a Venezuela al siglo 19, la falta de gas, de gasolina y gasoil, hospitales en lamentable situación, muertes debido a falta de medicamentos y, en general, una vida desesperante para millones de personas.
Ya en este momento la desinformación arropa al país, comentó Pepper.
Es inconcebible que el Zulia, uno de los principales estados del país, que es conocido mundialmente porque fue el lugar donde comenzó la explotación petrolera formalmente, carece de diarios informativos. Y tampoco hay periódicos en Amazonas, Apure, Barinas, Portuguesa y Sucre. De casi un centenar de diarios apenas quedan 28, algunos de los cuales circulan tres o cuatro días por semana.
Al conmemorarse el Día del Periodista en Venezuela surge la interrogante: ¿Habrá algo que celebrar?
