Michelle Bachelet es la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Sin duda importante cargo en ese Organismo Internacional. El mundo anda revuelto, todo se quiere arreglar por las malas, a través de las armas, prolifera el terrorismo y muchos gobiernos responden con los mismos modales. Vigilar, controlar y castigar esas formas tan primitivas de proceder es una tarea exigente y delicada, que hoy le corresponde a la señora Bachelet. La dos veces presidente de Chile y militante socialista, tiene en sus manos ese súper trabajo. Ella estuvo tres días en Venezuela.Tanto ha trascendido el drama de la violación de los Derechos Humanos en nuestra patria, que la señora Bachelet se vino a ver qué ocurría de verdad. Quienes la conocieron y vieron de cerca, destacan su amable proceder, su mirada amistosa, sencilla e incluso triste, en palabras de la venezolana Susana Rafalli. Además se comenta que fue buena oyente. Calló y habló al final en las reuniones que tuvo con familiares de presos políticos, heridos y de quienes fallecieron.
No todas las opiniones coinciden. Personalmente, por las noticias que vi y las opiniones que leí, tuve una buena impresión inicial, sobre todo cuando leí que lloró con los familiares que sufren la injusticia de una detención inmerecida y cuando anunció que abrió una extensión de su oficina en nuestro país.Vi que lloró con el padre del diputado Requesens. Acostumbrado como estoy, a creer en la buena fe de las personas, sobre todo en el caso de alguien que ha ocupado dos veces la presidencia de un país tan importante y culto como Chile, no podía imaginar que aquello fuera puro teatro. Le creí a la señora Bachelet. Ella no ha presentado el informe final de su visita, prometido para el 5 de julio, pero sus declaraciones en Maiquetía cuando estaba a punto de abordar el avión que la conduciría a Washington, me decepcionaron. Fueron muy suaves, como muy cuidadosas con un régimen que ha violado todos los Derechos Humanos. Suscribo lo afirmado por el diputado Pillieri, no hay un solo derecho humano en Venezuela que no haya sido violado por el régimen de Maduro. La señora Bachelet pidió en aquel momento de su despedida de Venezuela, la libertad de todos los presos políticos y el régimen, lejos de acatar esa petición, el mismo viernes detiene en forma violenta tres oficiales activos de las FAN y dos oficiales del CICPC. Me imagino que la señora Bachelet habrá tomado nota de la “amable” respuesta del régimen venezolano. Dos figuras importantes de la política internacional opinan hoy sobre el viaje a Venezuela de Bachelet. Por una parte el expresidente Felipe González de España, también socialista como Bachelet, dice que la chilena “debió haber sido más clara y exigente”, ese sentimiento predomina en una mayoría de venezolanos. Por su parte, la eurodiputada Beatriz Becerra, en un lenguaje muy duro, llama “títere vergonzante” a la señora Bachelet.
¿Quiénes tendrán razón? Francamente no lo sé. Esperemos varios días y veremos. Mientras tanto, continúa en ascenso la solicitud de asilos de venezolanos en varios países del mundo y Maduro conmemora el 24 de junio en recinto cerrado.
Joel Rodríguez Ramos
