Lara se convirtió en una región olvidada en medio de la crisis. Un estado que se encuentra en total desidia por la ineficiencia y negligencia de quienes ostentan el poder en la entidad.
La pupila de la revolución, Carmen Meléndez, prometió junto a los 9 alcaldes chavistas darle una mejor calidad de vida a quienes habitan en la región, pero la famosa frase “esperanza”, que usó durante su campaña electoral, solo quedó en palabras.
Desde hace meses, incluso hasta años, a los nativos de esta región no les llega agua a su vivienda. Los que se oponen al denominado “socialismo del Siglo XXI”, acusan a las autoridades regionales de implementar la política de “camellos”, obligando a los larenses a permanecer estáticos por horas frente a cualquier grifo para saciar la sed, cocinar y hacer sus necesidades básicas.
A esta problemática se le suma el denominado “plan de administración de carga” o improvisado racionamiento eléctrico. Desde el apagón que se registró el 7 de marzo, los ciudadanos les han tocado cenar a la luz de las velas, ante la ausencia de electricidad que se extiende, en algunas ocasiones, por más de 15 horas.