Se sorprendió la mayoría de la oposición cuando el 23 de enero, que marcaba el recordatorio de la huida del dictador Marcos Pérez Jiménez de Miraflores, el diputado Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, se juramentó como jefe del Ejecutivo Nacional y desafió el poder de Nicolás Maduro, a quien insistentemente le pide la renuncia para que sea instaurado un gobierno de transición y se realicen nuevas elecciones.
Desde entonces la situación política ha registrado hechos diversos, tales como el reconocimiento de más de cincuenta países al gobierno emergente, el endurecimiento de las sanciones por parte de los Estados Unidos a funcionarios del régimen, las convocatorias a reuniones de diversas naciones para buscar una salida a la crisis y más recientemente la visita de la alta comisionada de las Naciones Unidas para los derechos humanos, quien recibió las denuncias de los familiares de las víctimas, quienes plantearon casos de extrema gravedad.
Desde hace cinco meses la oposición se ha sentido fortalecida y aunque ha sufrido pérdidas físicas en manifestaciones, prosigue la ruta que ha trazado su líder, ya que todas las acciones de calle se han desarrollado a pesar de las medidas de represión ordenadas por el régimen.
Venezuela vive una situación nunca antes vista. Dos hombres se declaran presidente de la República y mientras uno tiene a su mando las fuerzas militares, el otro recibe el apoyo de la mayor parte de la comunidad latinoamericana y europea, además de la administración estadounidense.
Existen dos parlamentos que paralelamente operan en Caracas, ya que la Constituyente asume funciones de la Asamblea Nacional que mayoritariamente conforma la oposición.
Hay dos Tribunales Supremo de Justicia, uno en la capital del país y otro en el exilio, el cual por cierto ya ha dictado sentencia contra Maduro.
Aún más: existen dos representaciones diplomáticas que se encarnan en organismos internacionales y como embajadores.
Fuera del territorio nacional hay una población, estimada en casi cuatro millones de personas, que ha salido en busca de una nueva vida ante la hiperinflación que devora los ingresos de las familias. Y la expectativa es creciente sobre el desenvolvimiento de esta crisis política, económica y social.
En el transcurso de estos cinco meses se ha producido el agravamiento de problemas, que nunca se pensó que ocurrirían como es el caso de los apagones que han oscurecido todo el territorio nacional, las interrupciones en el servicio eléctrico se mantienen en cadena por horas, ocasionando no sólo dificultades en el trabajo y en la casa, sino causando daños a los electrodomésticos y equipos del sector industrial. Las culpas que se le achacaban a las iguanas y otros animales, así como los ataques cibernéticos, son considerados como chistes de mal gusto porque los propios expertos en electricidad sostienen que todo es consecuencia de la falta de mantenimiento del sistema y la deserción del personal especializado.
La escasez de gas ha obligado a las familias que viven en los barrios a buscar leña para poder cocinar la poca comida que pueden consumir. Y ya van pasando semanas tras semanas con falta de gasolina, lo que ha impedido que muchos productos lleguen desde el campo a las ciudades y que otros se dañen por falta de refrigeración. Existe el temor de que llegue el momento en que el combustible desaparezca porque ya es poca la producción nacional y el régimen no tiene suficiente dinero para importarlo. Además, ya se ha hecho calamitoso el servicio del transporte colectivo, persistiendo la movilización de personas a través de las denominadas “rutas chivo” en camiones de carga.
Y siguen sufriendo los enfermos por falta de medicinas y las fallas que tienen los hospitales para recibir a los pacientes, siendo frecuentes las protestas de personal médico y de enfermeras, acompañando a los familiares de los pacientes. No se puede ocultar la cantidad no precisadas de casos de enfermedades que habían sido erradicadas y la desnutrición infantil que se extiende como una inmensa mancha por toda Venezuela.
Vivimos realmente una situación distinta, que nos hace plantear algunas interrogantes a personalidades de distintos sectores.
-¿Es la primera vez que en Venezuela existen a la vez dos jefes del Ejecutivo Nacional?
-Efectivamente – precisa el profesor de historia y exdiputado de la Asamblea Nacional, Pedro Pablo Alcántara-es la primera vez que se desarrolla un procedimiento constitucional de asunción temporal del Poder Ejecutivo por carencia de legitimidad de origen de quien ocupa tal poder, en virtud del desconocimiento de los actos de convocatoria y realización de elecciones de final de período 2012- 2018 y que fueron desconocidos por violatorios de la Constitución por parte de las organizaciones con fines políticos, incluidas las que participaron en la espuria convocatoria del 20 de mayo de 2018. De allí se originó que la fecha de conclusión del primer mandato de Maduro, el 10 de enero, no había un mandatario legítimamente electo y por eso se activa el dispositivo del 233 constitucional en armonía con el artículo 70 de la Constitución y en la asamblea de ciudadanos, el presidente de la Asamblea Nacional, diputado Juan Guaidó, asumió interinamente la presidencia de la República.
-¿Puede el presidente de la Asamblea Nacional tener también la competencia del Ejecutivo sin violentar el principio de la separación de poderes?
La pregunta se la formulamos a la Dra. Cecilia Sosa, ex presidenta de la extinta Corte Suprema de Justicia, quien inmediatamente la responde:
No se violenta la Constitución. Nos rige el Estatuto dictado por la Asamblea Nacional, en base al artículo constitucional 233. Se trata del Estatuto que rige la transición a la democracia para el restablecimiento de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
El mencionado artículo obliga a cualquier ciudadano a restablecer la vigencia de la Constitución. Dicho estatuto establece que el presidente de la Asamblea Nacional será el presidente encargado de la República como presidente legítimo, además.
Será presidente encargado hasta que cese la usurpación. Y se mantiene como presidente para que entremos en la segunda etapa, que será el gobierno de transición. Es importante la existencia de este estatuto porque se ajusta a la legalidad. Lo que pasa es que no ha sido suficientemente divulgado por los diputados y muchos ciudadanos no lo conocen. Es un cuerpo de 39 normas muy bien estructurada. Es como una constitución chiquitica. ¿Para qué sirve? Para cumplir las etapas de la transición democrática y regresar a la democracia. Y la ejecuta la propia Constitución Nacional y, por supuesto, los ciudadanos a quienes nos están cercenando nuestros derechos.
¿Cómo explica- se le consulta al doctor Pedro Benítez, politólogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela- que Juan Guaidó, de la noche a la mañana, se haya convertido en el líder de la oposición democrática?
-Hay dos razones que considero fundamentales: una, su condición personal y la de ser un dirigente joven, bien instruido, muy carismático, que presenta condiciones de ser una persona normal, que no exhibe nada de demagogia y sabe articular sus actuaciones. La otra, el liderazgo que tiene como presidente de la Asamblea Nacional, le permitió enfrentar la figura de Maduro. Tengo entendido, en base a consultores y analistas de sondeos de opinión, que ha logrado llegar a los sectores D y E de la población, manteniéndose estable en el apoyo que ha recibido.
¿Qué resultados ha obtenido la oposición a los seis meses de haber asumido el liderazgo Juan Guaidó? Se le consulta a Macario González, quien estuvo coordinando regionalmente la Mesa de la Unidad Democrática.
-Indudablemente – señala-, son importantes todos los logros alcanzados, comenzando porque Guaidó logró aglutinar a toda la oposición democrática y generar una enorme confianza en el reto que nos hemos trazados todos, como es salir de éste régimen. Y desde luego, el reconocimiento de la comunidad internacional a su investidura como jefe interino del Poder Ejecutivo. El hecho más significativo es la visita de la Dra. Michelle Bachelet, alta comisionada de las Naciones Unidas para los derechos humanos. Durante muchos años, los diversos sectores de la sociedad venezolana venían solicitando la presencia de la ONU para constatar la violación a los derechos fundamentales de la ciudadanía; pero, el régimen siempre colocó obstáculos para impedir que se lograra ese objetivo. Ahora, con la visita de la Dra. Bachelet, evidentemente, se ve la debilidad que tiene el régimen porque todas las dictaduras y sobre todo las comunistas impiden que organizaciones de derecho humano ingresen a sus territorios. La resistencia tiene sus altos y bajos, sus enormes manifestaciones de calle y los momentos difíciles. Pero, indudablemente, estamos viviendo un momento muy importante porque ya no sólo contamos con un líder que ha unificado la oposición, sino que ésta tiene trazada una ruta bien definida. Y estamos siendo acompañados por la comunidad internacional, Nunca antes habíamos tenido tanto apoyo y comprensión.
Aunque hay reuniones fuera del país por parte de la comunidad internacional para resolver la crisis venezolana, ¿no existe la posibilidad de que esta situación que estamos viviendo se prolongue por tiempo indeterminado? La interrogante fue formulada al Dr. Williams Dávila, miembro de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional.
-El mundo entero –dice- está enterado de la grave crisis política, económica y social que está sufriendo la población de Venezuela. De ahí que hay grupos de países que están promoviendo la solución a esta situación.. Tenemos una agenda específica y eso ha acelerado la búsqueda de una respuesta para esta situación. Y ésta debe producirse lo más pronto posible, porque el régimen de Nicolás Maduro está empeñado en mantenerse a pesar del agravamiento de las condiciones de subsistencia de la gente. Una vez que se haya ido la alta comisionada de las Naciones Unidas, indudablemente, se intensificará la represión porque el régimen se siente ardido por la cantidad de denuncias que han sido formuladas a la Dra. Michelle Bachelet. Es por ello que no hay otra salida que la de Maduro del poder, como la que ha planteado Juan Guaidó.
La comunidad internacional no solamente está enterada de lo que ocurre en Venezuela sino del peligro que representa el régimen para la región, ya que éste está identificado con narcotráfico, operaciones ilícitas y otros delitos graves.
No podemos pensar que aquí se va a repetir lo que ha vivido el pueblo cubano. Soy optimista porque veo el ánimo de la gente, que cree plenamente en que habrá pronto un cambio. La visita de Guaidó a Mérida, donde yo tuve la oportunidad de acompañarlo, tuvo un apoyo multitudinario como se ha registrado en estos últimos meses en el resto del país.