No hay peor sentimiento que perder la esperanza, ni peor error el de no buscar rescatarla con vehemencia y energía, sirve de base sólida para un vivir mejor, donde se rescate nuevamente la convivencia y el señorío de nuestra idiosincrasia y los derechos que se perdieron y juntos debemos emprender una búsqueda para reencontrarnos con aquel lindo y rico país que Dios nos regaló por supuesto a todos, el jamás pensó que se lo podían tomar un grupito de esos que no hacen, ni dejan hacer, aparte que son insensibles, entorpecedores odian a quien sabe producir, convivir, y compartir con esfuerzo sin límite y no como la minoría dominante que se mueve en la abundancia amparado por la ley del menor esfuerzo y llevándose en los cachos a quien practica la decencia, busca la paz y armonía, quiere y desea producir sin ningún egoísmo, ni preguntar cómo se llama usted, su color y religión que se va alimentar de su trabajo.
Todos absolutamente, desean un camino en el país, transición o como se llame, donde podamos vivir en paz y como seres humanos, antes de que se termine la paciencia, sin olvidar que el fuego a veces calienta y otras veces quema, así como el agua quita la sed pero también puede ahogarnos por la tan añorada paz, unidos debemos ocuparnos de que el cerebro y el corazón trabajen coordinados y no dependa que nosotros lo convirtamos en adversarios, fácil de lograrlo con el don de la palabra y lucidez de mente sana en busca de convivencia, lo antes dicho es la subrogación de la expresión de sentimientos del noventa y dos por ciento (92%) de la población según las estadísticas, es una cifra muy respetable que exijan vivir en paz y con sus necesidades cubiertas que por derecho le corresponde sobre todo en este país que sus riquezas según estudios y que es más grande que todo el continente dicho por los mismos que durante tantos años han administrado los bienes de la nación.
Nada está pasando pero todo está sucediendo, eso justamente es la preocupación de todos los que no tienen acceso a sus prioritarias necesidades y mucho menos a la abundancia que benefician a los vivos y miran por encima del hombro a quienes la crisis los ha puesto poquiticos, como ha sido a la clase obrera, trabajadora que jamás pudo cumplir y adquirir su cesta básica, ni comprar una golosina a sus hijos, mucho menos una camisa o un pantalón, unos zapatos, que significa esto que en vez de unas generaciones robustas, animados, enérgicos, voluntariosos, estudiosos, e inteligentes. Tristemente tendríamos lo contrario y claro que este no es lo deseado y a lo mejor quienes propiciaron esto no están conscientes o mal asesorados del daño causado o están haciendo honor a los que dicen los psicólogos que el populismo ama tanto a los pobres que los multiplican y el socialismo en la religión de los resentidos sociales que viven bien, odian el trabajo y a quienes lo generan.
En estas reflexiones en positivo van en nombre de Dios y la gente de buena voluntad que lo que deseamos es el bien uno al otro, queremos un país que sea admirable, buen negociador, respetuoso, que sume y no que reste, que barra para dentro y no lo contrario, que sea asertivo, amistoso, hable bajito pero con un garrote en la mano, que el que nos visite le dan ganas de regresar, que todo el entorno familiar vuelvan a unirse, que regrese todo la estampida de los seres queridos, que sin querer ni tener espíritu de migrante andan por el mundo en busca de lo que no se le ha perdido, teniendo uno de los países más hermosos y rico que puede hacer feliz hasta el más exigente.
No dudemos de que no todo está perdido y confiemos, tengamos fe y esperanza, fijemos nuestras mentes, voluntad, que como agricultores y productores del campo que solo el sembradío de este ciclo fue del noventa por ciento (90%) menos que pronto muy pronto esto se multiplicará por millardos la productividad e igual con la ganadería, hay sobrada voluntad con Fedenaga que piensa en la ganadería más hermosa y grande del mundo, igual con los cafetaleros, cañicultores, industriales, comercios, transporte, construcción, un país con las mejor educación con solvencia moral y económica donde la gente se salude con cariño, pecho erguido, sonrisa a flor de labios, puedo asegurar que eso en el fondo es lo que todos deseamos jamás pensar que nos hemos convertido tan malucos en apenas 20 años.
Ahora mas que nunca el campo es la solución, unidos todos por las Paz, la Convivencia y la Propiedad de nuestro País.
José Gerardo Mendoza Durán