De un tiempo a esta parte el noventa por ciento de compatriotas que aspiran el cese de la usurpación a corto plazo, sufren de
incertidumbre por las actitudes y mensajes, a veces contradictorios, de la dirigencia opositora. Hasta ahora no había querido referirme al tema para no generar polémica en un terreno peligroso para la conquista de los objetivos comunes, pero hay cosas demasiado importantes y graves que no podemos dejar pasar.
Todos estuvimos de acuerdo con el esquema trazado por la Asamblea Nacional, promovido en todo el país por el presidente (e) Guaidó. Primero, el cese de la usurpación, es decir, la salida definitiva de Maduro de la posición que ocupa desde la muerte de Chávez. En segundo lugar, la constitución de un gobierno de transición hacia la democracia que prepare el camino para una elecciones generales con todas las garantías posibles como tercer y definitivo paso hacia la normalización del país. Sin embargo, hay declaraciones y actitudes que parecieran marchar en contra vía a estos planteamientos. Los protagonistas, candidato maníacos crónicos y prisioneros de un electoralismo agudo, no terminan de aceptar la verdadera naturaleza del problema.
Estas reflexiones se han hecho más intensas con motivo del reciente protagonismo de Noruega en el problema venezolano. ¿Por qué Noruega y para qué? Sería conveniente conocer a los actores originales, sus motivos y complicidades. No sabemos los planteamientos concretos de la convocatoria, ni las respuestas dadas por cada una de las partes. Tampoco sabemos de reales o supuestas reuniones entre ellas, ni los temas que pudieron haberse tratado. Ya se anuncia una nueva reunión supuestamente con los mismos fines electoralistas que pareciera haber tenido la anterior, pero sabemos muy poco al respecto. Con mucha claridad Estados Unidos y otros países solidarios han dicho que la única posibilidad de negociación es con relación al cese de la usurpación, es decir, el retiro de Maduro. Estamos corriendo el riesgo de enfriamiento del enorme apoyo internacional que hemos recibido hasta ahora.
La incertidumbre está liquidando la serenidad indispensable para que la vida transcurra normalmente. No sólo hay tristeza en el pueblo, también existe el temor de que pasemos a mayores en esta confrontación inevitable. Debemos apresurarnos. No hay secretos eternos. Nada se puede preparar sin que se sepa. Alguna vez escribimos que cada tiempo crea sus monstruos, pero también las armas apropiadas para derrotarlos.
Finalmente y silenciando aspectos que provoca plantear, pero que pueden ser perjudiciales, solamente le diré a quienes sepan entender que en nombre de la unidad opositora no pueden tolerarse conductas reprochables ni errores graves. Sería hacernos cómplices de un viaje hacia más de lo mismo.
Oswaldo Álvarez Paz
@osalpaz