Varios hombres armados atacaron un bar el domingo en el estado Pará del norte de Brasil, y las autoridades dijeron que 11 personas murieron.
La agencia de seguridad estatal confirmó en la noche que seis mujeres y cinco hombres fallecieron en el incidente en el vecindario Guamá de la ciudad de Belem, capital de Pará.
La policía reportó que siete individuos participaron en el ataque, en el que también resultó herida una persona, indico el sitio web G1. Arribaron al lugar en una motocicleta y tres automóviles.
A fines de marzo, el gobierno federal envió tropas de la Guardia Nacional a Belem para reforzar la seguridad en la ciudad durante 90 días.
Brasil registró un máximo histórico de 64.000 homicidios en 2017, de los cuales el 70% fue con armas de fuego, según estadísticas oficiales.
La mayor parte de la violencia en Brasil está relacionada con el crimen organizado. En enero pandillas atacaron diversos puntos de Fortaleza, paralizando esa ciudad después de que comercios, autobuses y taxis dejaran de operar.
En Río de Janeiro, la segunda ciudad más grande del país, se registran tiroteos a diario entre grupos rivales o entre delincuentes y la policía, enfrentamientos que a menudo resultan en la muerte de civiles inocentes. Fogo Cruzado, un grupo que monitorea las balaceras en el área metropolitana de Río, indicó que en los primeros 100 días del año se han registrado 2.300 tiroteos en Río de Janeiro y el área conurbada.
Los asesinatos atribuidos a disparos de la policía en el estado de Río de Janeiro alcanzaron un máximo histórico, con un incremento del 18% en los primeros tres meses de 2019, un aumento que se atribuye en parte a una campaña de tolerancia cero contra la delincuencia, promovida por los líderes del estado.
Una de las principales promesas de campaña del nuevo presidente, Jair Bolsonaro, fue atenuar las estrictas leyes del país para la compra y posesión de armas, con el argumento de que debido a que los criminales cuentan con tanto armamento de procedencia ilícita, los “ciudadanos sobresalientes” deberían tener el derecho a defenderse con armas adquiridas legalmente.
Bolsonaro ya cumplió esa promesa con dos decretos presidenciales para facilitar la compra de armas, aunque los fiscales federales intentan obtener órdenes de la corte para bloquear esa medida.