No ha sido fácil. No lo digo por la situación del país que no lo es. Me refiero a la muerte, a la desaparición física de varios entrañables excompañeros, otros militantes activos y la mayoría, al margen de la política, entrañables amigos de toda la vida. Haré mención especial sólo de uno de ellos, me refiero al doctor Ernesto García Mac Gregor, eminente reumatólogo zuliano con quien estudié muchos años, hasta el primero de medicina cuando yo me fui a la Facultad de Derecho. Se hace un extraño vacío cuando se acumulan estas sensaciones propias de la vida, pero extrañas cuando empiezas apenas a sentirlas más cerca.
Pero, al igual que en las cosas normales de la existencia, en la política debemos ejercitar la razón frente a la realidad. Siento que el ciudadano común de Venezuela está harto de acumular hechos y noticias con poca utilidad, especialmente todo lo originado en un régimen mentiroso y fraudulento que ha perdido su razón de ser y apela a lo peor para mantenerse en el poder. También hay problemas en sectores de la oposición que lucen arcaicos, con cierta inercia mental, luciendo destrezas del pasado que hoy pueden generar graves desviaciones.
Si creemos todo lo que decimos, si realmente entendemos la realidad actual hay que actuar en consecuencia para cambiarla radicalmente. La política al estilo tradicional no tiene cabida en este momento, pero los vacíos políticos también se llenan como lo demuestra nuestra historia contemporánea. Es ocupado por otras acciones “impolíticas”, como militares, económicas, demagógicas, terroristas, etc.
Quienes tenemos largas décadas de vida pública, tanto partidista como en otros espacios derivados de ella, no podemos agotarnos siendo sólo fieles al pasado. Tenemos que mirar al futuro que se construye día a día desde el presente y ser fieles a proyectos y nuevas empresas, a metas no conquistadas aún. No se trata de fidelidad a lo que ya hemos sido. Localicemos lo que lo que queríamos hacer y aún no hemos hecho.
El tiempo avanza impecable. Sé que estamos cerca del desenlace definitivo que pondrá fin a la tragedia que vivimos. Depende exclusivamente de nosotros con la comprensión y colaboración activa de una comunidad internacional en expectativa vigilante. Se dice fácil, pero no lo es, pero si posible a corto plazo.
Repito cosas dichas muchas veces con anterioridad. La unidad es necesaria para bien representar al 90% de la población que quiere un cambio con urgencia. Esta puede y debe ser dinámica y diferenciada, pero firme en cuanto a los objetivos fundamentales. Los desacuerdos son y serán inevitables entre nosotros, pero nunca deben pretender eliminar a la contraparte adversaria, mucho menos limitar se libertad. Es hora.
Oswaldo Álvarez Paz
@osalpaz