«Mi sueño es que Pastas Capri haga la diferencia»
Blas Olivo
Bill Gates ha sido un lector obstinado desde pequeño. Hoy en día lee un libro por semana y señala que hay que leer mucho. Lee casi exclusivamente ensayos, ya que según él, las novelas son solo perdida de tiempo y la lectura es un formidable medio para aprender. Se pasea desde la ciencia al ambiente y de la economía a la política No pierde ninguna oportunidad para recomendar algún libro, que ya ha leído totalmente. Por su parte Blas Olivo, que no había aprendido bien el español y que no era un gran lector de libros, sin embargo todos los días sin falta, se leía toda la prensa de punta a punta.
Bill Gates era y es un gran jugador de póker y de bridge. Dice que él póker le ha enseñado a blofear, lo que le ha sido muy útil en sus actividades. En cambio hoy en día juega Bridge, que tiene reglas muy simples pero que es difícil jugarlo bien, siempre hay maneras de aprender y mejorar. Lo ideal es jugar con personas mas buenas que uno. Le gusta porque es una actividad social y al mismo tiempo un reto para la mente. Con Warren Buffett sostiene la enseñanza del Bridge en las escuelas. Por otro lado Blas Olivo disfrutaba mucho jugar siempre con las cartas la briscola, que aprendió muy bien en su tierra natal; yo disfrutaba mucho verlo jugar con gran inteligencia, anticipaba siempre las manos de sus contrincantes y en las dos últimas jugadas ya sabía que tenían en sus manos. Jugaba mucho con su jefe de producción como pareja, el señor Donato Paladino.
Antes de que mi hijo menor entrara a la Universidad, el me confeso que quería ser emprendedor y me pidió que le recomendará que estudiar, entonces yo le señale tres posibles carreras, Administrador Comercial, Ingeniero Industrial y Contador; realmente después de decirle eso, le conté dos historias, la primera era la de Bill Gates, quien siempre dice que hay que estudiar mucho y no precisamente en la escuela. El después de tres años y asistiendo a los cursos que le gustaban, dejó la Universidad de Harvard, donde regresó 33 años después para recibir una título ad honorem. Durante todo ese tiempo no ha dejado ni un solo momento de estudiar, leer y aprender. En una oportunidad contó que él no pasaba los exámenes mientras su amigo los pasaba todos, por eso hoy en día su amigo se convirtió en Ingeniero de Microsoft y el es el dueño. La segunda era la de Blas Olivo, quien cuando dejó su tierra, había estudiado hasta 5 grado, pero a su manera siempre estaba estudiando, leyendo, preguntando y aprendiendo. Con estas historias yo le quería señalar a mi hijo, que ser profesional no te garantiza que serás un buen emprendedor; que buena parte del éxito de un emprendedor son las características que traes dentro de ti.
Definitivamente, las vidas de Bill Gates y Blas Olivo, nos dicen claramente que para ser un emprendedor exitoso, hace falta algo más que conocimientos intelectuales, hacen falta características y comportamientos que trajimos al nacer y que fuimos desarrollando con el tiempo.
Italo Olivo