Para recordar:
“Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?”
(Mateo 6:26)
Cada vez la situación en Venezuela está más difícil. Pero no podemos permitir que lo que está pasando acabe con nosotros; eso pudiera ser lo que quieren muchos y mejoraríamos lo anterior, si pasamos a ser parte de la solución y no del problema.
El Comentario Bíblico Adventista relaciona la autoestima con la humildad y dice: “El que es verdaderamente humilde no se jacta de su humildad; sencillamente se autoestima equilibradamente en su relación con Dios y con el plan de salvación” (Analizando Filipenses 2:3).
Es evidente que los fariseos le hacían la vida difícil a Cristo, y el plan de salvación pendía de un “hilo”. En una ocasión le tendieron una trampa, cuando polemizaron si se podía sanar en sábado a un hombre que tenía la mano seca. Él les respondió: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le echa mano, y la levanta? Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo” (Mateo 12: 11,12).
Alguien mencionó, que Dios (la Deidad) nos ama porque:
1) Nos hizo.
2) Nos redimió.
Valemos tanto para Dios, que permitió que su propio Hijo muriera en una cruz.
Por otro lado, Juan dijo: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios…” (1ª Juan 3:1). Por todo lo que Dios ha hecho por la humanidad, podemos decir, que estamos en deuda con Él y que nuestra vida le pertenece.
Recientemente, re-enviamos un pensamiento en un grupo de WhatsApp, donde había una oración dirigida a Dios (sobre nuestros avatares) y finalizaba la consideración con lo siguiente: No permitas que las situaciones que enfrentes te enfermen, te roben la vitalidad… Vive en alegría, aún en momentos difíciles”.
Una amiga del grupo, a quien llamaremos O, nos respondió a dos de dicho grupo: “R y E, les doy las gracias por esas palabras de hoy, pues el Señor me habló a través de ellas… No saben cuánto aliento y tranquilidad me dio. Estoy pasando muchas “ronchas” como muchos, y hoy, me desesperé al puto que me puse a llorar al verme sin luz, sin agua, sin gas y con la responsabilidad de mi casa sobre mis hombros… (al final acotó) pues debo estar tranquila y esperar en Él (hablándole a Dios).
Tristemente, parte de lo malo que pasa se lo debemos a nuestros gobernantes, porque han tomado caminos errados en muchos sentidos (política, economía, religión); tienen en sus manos los recursos y en un 99% lo están mal utilizando, o no quieren hacer lo correcto, y al parecer nuestra autoestima se degrada. A veces nos preguntamos: Cómo es posible que personas preparadas o no; con mucho valor, tengamos que pasar estos calvarios de la ausencia de todo, en aras de perder la salud, hasta la vida.
Por ello, hemos visto con preocupación o asombro el aumento de la “Autolisis” o acentuación del suicidio (tema que evadimos o casi no tocamos, quizá por lo delicado) y aunque la culpa sea de los gobernantes, el entorno, el fin del mundo, no debemos permitir que eso nos ponga por el suelo, porque para Dios ¡Valemos muchísimo! ¿Acaso no importamos más que un ave o una oveja? Para Jesucristo valemos mucho, murió por todos y quiere ayudarnos, “…se hizo pobre para que nosotros seamos ricos” (2ª Corintios 8:9).
Vale la pena creer en Dios, ya que su estima es inmutable hacía nosotros. Desea llevarnos a la patria celestial para que tengamos vida eterna, casa, agua, alimento y todo lo que se nos puede estar negando acá en Venezuela o en este mundo.
Eduardo Iván González González
www.ventanabiertalmundo.com