La confianza es la esperanza positiva que otra persona no se conducirá de forma oportunista, por medio de palabras, obras o decisiones. Esta definición implica dos elementos importantes familiaridad y riesgo.
La frase esperanza positiva asume que hay conocimiento y familiaridad sobre la otra parte. La confianza es un proceso que se da en el tiempo y se basa en muestras relevantes pero limitadas de experiencia. Tarda en formarse, además se fortalece gradualmente y se acumula. A todos se nos hace difícil, pero no imposible confiar inmediatamente en una persona, sin embargo en la medida que conocemos a alguien y que la relación madura, nos sentimos más seguros de nuestra capacidad de abrigar una esperanza positiva.
La expresión forma oportunista, se refiere al riesgo inherente y la vulnerabilidad de cualquier relación de confianza. La confianza consiste en hacerse vulnerable, como cuando revelamos información secreta o confiamos en las promesas de otro. Por su propia naturaleza, la confianza deja abierta la posibilidad de sufrir decepciones o que se aprovechen de nosotros. Pero la confianza no es por sí misma correr riesgos, sino una disposición a correrlos. Por eso, cuando confío en alguien espero que no se aprovechará de mí. Esta disposición a correr riesgos es común en todas las situaciones que tiene que ver con la confianza.
Las dimensiones claves que constituyen el concepto confianza son: integridad, competencia, congruencia, lealtad y franqueza; veamos cada una de estas.
La integridad atañe a la honestidad y la veracidad. De las cinco dimensiones, esta parece la más importante y se refiere cuando alguien evalúa que tan confiable es otro. Sin tener una impresión del carácter moral y la honestidad básica.
La competencia abarca las habilidades y los conocimientos técnicos e interpersonales del individuo. Es poco probable que confiemos en alguien si no sentimos respeto por sus capacidades.
La congruencia se relaciona con qué tanto se puede depender de un individuo; que tan previsible y de buen juicio es al manejar una situación; esta dimensión es particularmente relevante para los gerentes.
La lealtad es la disposición a defender y dar la cara por otra persona. La confianza requiere que uno cuente con que alguien no actúe de manera oportunista.
La última dimensión de la confianza es la franqueza y esta se refiere a creer que la persona dirá toda la verdad.
Confianza y liderazgo.
La confianza es un atributo fundamental para el liderazgo. Cuando la confianza se rompe, puede tener consecuencias graves en el desempeño de un grupo; la honestidad y la integridad se encuentran entre las seis características que se relacionan constantemente con el liderazgo. Cada vez se hace más evidente que es imposible dirigir personas que no confíen en su líder.
Cuando los seguidores confían en su líder, están dispuestos a hacerse vulnerables a los actos de este, seguros de que no abusara de sus derechos e intereses. Es poco probable que los empleados admiren o sigan a alguien que consideran deshonesto o a quien crean que pueda aprovecharse de ellos. Por ejemplo, la honestidad suele aparecer en la lista de las características que más admiran los trabajadores en sus líderes. La honestidad es absolutamente esencial para el liderazgo; si las personas van a seguir a alguien primero se cercioran que sea digo de su confianza. La confianza reviste una relevancia para las personas; tal como lo menciono el célebre Ernest Hemingway cuando señalo que “la mejor manera de saber si puedes confiar en alguien es confiando”.
Msc. Julio Cesar Vargas
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