“Los problemas sólo sirven para solucionarlos…
La libertad para comprobarla…
Y, mientras tengas fe en tus sueños nada sucede por simple azar.”
RICHARD BACH.
De ese aviador e insigne escritor, amante de la denominada filosofía optimista, autor de las obras “Juan Salvador Gaviota”, Ilusiones, el Don de Volar, Biplano y otras veintena de mensajes, aprendí estas alentadoras palabras que instan a perseverar hasta tanto no se logren los objetivos, y entonces, emprender el camino hacia nuevas metas…
Éste domingo siete de abril se cumplió el 91 aniversario del movimiento insurreccional contra la dictadura del mal llamado Benemérito “Juan Vicente Gómez”, denominado “El Cuartelazo del San Carlos”, y que fue liderado por los estudiantes de la “La Casa que Vence las Sombras”, Nuestra Alma Mater, la Universidad Central de Venezuela, quienes en febrero de 1.928, durante la celebración de la “Semana del Estudiante”, habían comenzado un movimiento estudiantil que resucitó a los muchachos que se inmolaron en la Batalla de “La Victoria”, el 12 de febrero de 1.814, sacrificando sus vidas por darnos la libertad.
¡SACALAPATALAJÁ!
¡Sácala y Bajala!
Misterioso y telúrico “SACALAPATALAJÁ”, grito de guerra de los jóvenes que en las postrimerías del gomecismo rompieron el hielo con el que policías represivas, censura, cárceles, torturas, muertes y trabajos forzados convirtieron a Venezuela en el país más atrasado del mundo…
Al día siguiente del fracasado intento libertador y de la detención, por parte de la policía represiva del gobierno dictatorial, de los líderes universitarios, 214 estudiante de la Universidad Central de Venezuela se entregaron voluntariamente a La Sagrada (Policía represiva gomecista), en solidaridad con sus compañeros. Para aquel entonces, en la Universidad Central cursaban estudios menos de 300 estudiantes.
La Venezuela inmensa pareciera que está destinada por la providencia para demostrar al mundo el indomable espíritu libertador que llevamos los venezolanos en nuestros genes y que nuestra templanza es más fuerte que el acero o el titanio, porque estamos llenos plenamente de la esencia divina necesaria para lograr la fortaleza y sabiduría y no sucumbir en momentos de dificultades extremas…
Nuestra juventud, en una gran mayoría, en pensamiento y en su materia; sangre, músculos, nervios y, hasta en el tuétano de sus huesos es portadora de la férrea voluntad de querer vivir en libertad y en democracia.
Con profunda satisfacción, porque no me gusta hablar de orgullo, nos enteramos que nuestros muchachos se están reuniendo con personas que conducen a las naciones que lideran al mundo. Es la siembra de la buena semilla que produce frutos extraordinarios.
La generación de la Guerra de Independencia, mejor representada en la muchachada que libró la Batalla de “La Victoria”, parece que renace cíclicamente, quedando demostrado con la muchachada que salió en 1.928, 1.958, en 2.002 (en lo que considero la más bella y grande manifestación de libertad que haya ocurrido en el mundo), para luego resurgir en 2.014, 2.017 y ahora vuelve a hacerse sentir en un nuevo intento por hacer de Venezuela el mejor país del globo terráqueo.
Insisto, en que en el “Estamento Legal” está el camino de la paz.
Cuidemos, protejamos, preservemos a nuestra juventud.
La justicia está en la “Constitución Nacional y las leyes; el Estatuto de Roma, Convención de Palermo y la Responsabilidad de Protección…”
Los juristas tienen la palabra…
Maximiliano Pérez