Tras los siete apagones que se han registrado en Venezuela producto de la falta de mantenimiento, desprofesionalización, centralización, burocratización y la pésima asesoría extranjera en el direccionamiento de las inversiones en el sistema eléctrico, la escasez de agua se agudizado en el estado Lara.
Los larenses no han visto el agua en su grifo prácticamente desde que inició la “gestión perfecta” de Carmen Meléndez. La “esperanza” que prometió durante su campaña electoral solo quedó en palabras.
Esta situación ha obligado a las familias a buscar agua en la alcantarilla, ríos, pese a su nivel de contaminación, a realizar tomas ilegal o pagar camiones cisternas valorados en 40 dólares.
En varias zonas de Barquisimeto deben esperar que el agua llegue todas las madrugadas y estar atento al tiempo establecido o cronograma improvisado, que según los afectados, es de una hora y media.
En Cabudare, municipio Palavecino, las personas acuden a tomas clandestina y con tobos hacen hasta 10 viajes cargando agua que solo sirve para uso domestico o bajar la pocetas.
Otras de las opciones que han implementado la colectividad afectada ha sido viajar a estado vecino y aprovechar la pírrica agua que llega en esos lugares para poder sus necesidades básicas.