Parece un chiste, pero es el pretexto que dan los que usurpan el poder en pleno siglo XXI para esconder la desidia, ineficiencia y corrupción que actualmente existe en el sistema eléctrico venezolano.
Las excusas abundan. Las primeras atribuidas a fenómenos como El Niño. Luego a presuntos sabotajes y excesiva demanda de consumo por parte de los venezolanos.
Desde el 2016, la ficción superó la realidad. Las fallas eléctricas y los apagones en Venezuela eran culpa de los ataques desproporcionados por parte de las iguanas, rabipelados y ratas. Es decir, los repíteles, roedores y marsupiales dejaron en muchas ocasiones a los venezolanos sin electricidad.
En el 2019, las ondas electromagnéticas y ciberataques llegaron al país, pero desde el 7 hasta el 12 de marzo ejecutaron el “plan”. Dejaron a un país entero sin luz por cinco días. Horas después de haberse restituido el servicio eléctrico, el secretario de gobierno del estado Zulia, Lisandro Cabello, asomó otra de las causas por el cual se registran los constantes apagones: los papagayos.
Sin embargo, Nicolás Maduro en menos de un mes, cambió el guión. Ya no son los ataques “electromagnéticos” responsables de las interrupciones, sino un francotirador que disparó con un fusil contra las instalaciones hidroeléctricas.
“Fue un ataque con fusil, seguramente por un francotirador lo que generó un daño que buscaba dejar varias semanas sin luz al país. Los trabajadores incansables permitieron la reparación”, dijo Maduro.
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