Los gobiernos chavistas nos han sometido a cambios gato par de años de ministros: cambiando todo para que nada cambie. De allí que los resultados sean siempre peores. Otra vez, Nicolás Maduro ha anunciado un cambio de gabinete para generar una “Revolución Económica”. Pero esta vez la cosa no está para juegos. Maduro tiene dos opciones: Seguir con la aplicación del socialismo, que es inviable, o cambiar el rumbo económico y de los servicios públicos del país, lo cual luce inverosímil.
Si el gobierno opta por repetir el juego de enroques y reincorporaciones de algunas caras que habían sido mandadas a jugar banco, esto significaría que su proyecto es llevarnos, definitivamente, a la ruina y esclavitud cubana; revelando un gran dogmatismo ideológico, una voluntad infinita por dominarnos a través de la confusión y el sufrimiento que produce la creación de múltiples problemas sin intención de corregir ninguno de ellos. Sin embargo, este enfoque no es sostenible; ya el 98% de los venezolanos opina que la situación del país es mala y 60 países están crispados por ello.
Si el gobierno opta por cambiar radicalmente su política económica, tendría una pequeña oportunidad de re estabilizarse. Para ello tendría que buscar nuevas caras, que tendría que buscar entre el empresariado y profesionales, siendo que la única forma de rescatar la economía es a través de la inversión, producción y empleo privado, como lo hizo la China Comunista. Sin ellos, sería muy difícil generar negociaciones público-privadas realistas y recuperar la confianza de los inversionistas. Estas políticas empezarían por oficializar la liberalización de los precios y la dolarización de la economía; devolución de propiedades estatizadas y confiscadas; capitalización de deuda, incluyendo a PDVSA; empresas mixtas o alquiler y contratos de administración de empresas del Estado. El complemento necesario de estas políticas es la descentralización acelerada para recuperar los servicios públicos y la rendición de cuentas.
Como toda la descripción de este segundo enfoque se antoja inverosímil, parecería que el futuro del gabinete y del régimen está cantado.
José Antonio Gil Yepes
@joseagilyepes