En esta vida nada es seguro, pero quizá para algunos chavistas se avecinen tiempos de mucha gravedad y de buscar nuevos empleos. Por ello aquí dejamos nuestros humildes consejos:
No ponga foto. La foto no debería estar relacionada con sus habilidades profesionales, a menos que lo suyo sea robar… cámara.
En todo momento mantenga buena ortografía. Para ello, evite usar como referencia gramatical el generador de caracteres de “Noticias VTV”. ¡Que by the way!, la palabra “himperialismo” no lleva “h”.
Al dar sus contactos personales, no ponga números de teléfono de Movilnet. Es demasiado obvio.
Y cuando coloque su correo electrónico, no ponga ninguna dirección que termine en “.gov.ve”. Es preferible que coloque su correo de jodedera de toda la vida, tipo “[email protected]”.
En cuanto a su dirección de habitación, no detalle la de sus casas en Florida (EEUU) o Andorra (Europa). Con la de La Lagunita Country Club (Estado Miranda) es más que suficiente.
Si va a colocar sus redes sociales, recuerde borrar sus fotos en el cumpleaños de Roque Valero.
¡Ah!, y borre tweets comprometedores. El twitter suele ser más doble cara que Henry Falcón.
En idiomas, absténgase de colocar bielorruso o coreano. Recuerde que usted es un ciudadano soberano y nacido en Venezuela, por lo cual su idioma oficial es el cubano.
En sus objetivos profesionales, no coloque frases como “Llegar hasta la victoria siempre”, “Revoluciono procesos industriales” o “A la competencia, con el mazo dando”. Y si busca trabajo en la ONU desactivando minas terrestres, ni piense decirle a Angelina Jolie que usted estará “rodilla en tierra”.
Si quiere resaltar sus habilidades y destrezas, no ponga que es sobrino de un general o de un ministro. Tampoco que acostumbra negociar con modelos de negociación (que son éstas modelos que van con los senos al aire sirviendo whisky de la misma edad de ellas). ¡Ah!, tampoco es necesario asegurar que es un hombre de “¡famiiiiiiilia!”.
En experiencia laboral, no coloque que fue miembro fundador y presidente de una empresa importadora que nadie conoce. Quedará muy obvia su figura de testaferro. Tampoco coloque que coordinó un Consejo Comunal. Eso no es un trabajo. Ésa es la versión chavista de ser presidente de una Junta de Condominio. Tampoco coloque que se dedicó a la distribución de alimentos. Todos sabrán que fue bachaquero y eso tampoco es una profesión. Ésa es la versión chavista de los aplausos que recibe un chef al final de una velada gastronómica: «¡CLAP! ¡CLAP! ¡CLAP! ¡CLAP!»
En logros destacados, evite comentar que gracias a su desempeño quebraron empresas como Venalum, Agroisleña, Conferry o algún hotel Venetur. Tampoco coloque cosas como “Miembro del equipo campeón del cuadrangular de softbol ‘Piggy Tail’ (‘Rabo ‘e Cochino’) jugado por Hugo Chávez”.
Como referencias personales, no ponga contactos de personas con apellido como Cabello, Chávez, Maduro, Flores, El Aissami, Varela, Bernal, William o Andrade (¡ah!, tampoco Glover o Penn).
No entregue un currículum de 20 páginas. Una sola hoja está bien. Además, cuando recuerde cuánto está costando una resma, le aseguro no querrá gastarse más de tres paginitas.
Una vez lo tenga listo, trague grueso, séquese el sudor, baje la soberbia y envíelo al Departamento de Recursos Humanos de grandes empresas con una enorme experiencia, como Empresas Polar, RCTV o cualquier empresa multinacional norteamericana. Recuerde que aquí, y en cualquier parte del mundo, hay una ley que, les guste o no, se cumple siempre a cabalidad como la Ley de la Gravedad: señores, «militar no es gerente».