Es realmente asombroso saber que la dictadura de Maduro tenía 6 años negándole la entrada a Venezuela a la comisión de los derechos humanos de la ONU, proceso normal para cualquier país. Ante la presión internacional y la evidente realidad se logró el ingreso de la delegación de este cuerpo y así empezar un recorrido por el territorio venezolano, levantando mucha tensión por la grosera actitud de este régimen que intenta ocultar la cruda realidad.
La esperada visita inicia en medio de la falla eléctrica más grande que ha tenido Venezuela, ello evidenció el colapso de un país que siente de manera general las consecuencias de una política de estado que busca castigar a todos los ciudadanos. Luego de más de 100 horas sin luz, el saldo de pérdidas económicas es incalculable y en términos humanitarios es doloroso encontrar testimonios de los familiares de pacientes renales que fallecieron en medio de la oscuridad, también entre tanta desesperación e incertidumbre se pudo ver personas agarrando agua de ríos contaminados y una creciente hambruna al perder los pocos alimentos que tenían en sus hogares, todo esto se repitió en diferentes estados de Venezuela.
La dictadura podrá tapar las terribles condiciones que se encuentran los centros de salud que visitó la comisión, pero el dolor de tantos venezolanos no se puede esconder; en Valencia las imágenes de pacientes pidiendo ayuda humanitaria empoderó, por ejemplo, a los ciudadanos de Barquisimeto para hacer lo propio en cada visita que hizo la comisión en la ciudad.
De manera grosera y evidente en Lara hicieron esa asquerosa práctica de dotar al Hospital Central Universitario Antonio María Pineda, al Centro Penitenciario Uribana y al urbanismo Alí Primera para fingir que aquí nada está mal. En cada actividad de calle acompañé a venezolanos que hicieron gestos valientes para decir sin miedo que eso NO es la realidad de un país que sufre; por supuesto, que cobardemente la dictadura acude a la violencia y envió a esos cuerpos parapoliciales que lo llaman “colectivos”, pero aun así la gente pudo gritar fuerte y claro que en Venezuela se necesita la ayuda humanitaria y que hay una dictadura hambreadora.
Estoy seguro que los delegados de la comisión ONU pudieron notar la mentira gubernamental y la práctica intimidatoria que en este caso se ensañó contra la prensa libre, mi solidaridad con todos los periodistas que hicieron su trabajo y que esto produjo prácticas intimidatorias y robos de equipos.
No puedo cerrar sin mencionar que ese discurso del bloqueo económico se agotó, es mentira y ellos mismos lo pisotearon, bastó que viniera un cuerpo imparcial para sacar de todo y ocultar la gravedad. Ahora este cuerpo internacional con sus tiempos no puede ser mudo ante lo que estamos viviendo, hay que actuar porque cada hora es tarde para algún venezolano.
Diputado Daniel Antequera
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