#OPINIÓN Infame usurpación #20Mar

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El primero de los objetivos propuesto por el presidente encargado de la república Juan Guaidó, es el fin de la usurpación del poder que ejerce ilegítimamente Maduro. El  mandato de seis años de Maduro, terminó el pasado 10 de enero del presente año.

Maduro no fue reelegido, por tanto usurpa el poder, el cese de esa usurpación abriría las puertas a una reconstrucción de la nación y todo lo demás vendría por añadidura. Al terminar la usurpación vendría la  instalación formal del gobierno de transición y luego se podría convocar a elecciones libres. Por tanto, la usurpación no puede continuar, entorpece el progreso y el bienestar de la república y nos ha conducido al más pavoroso caos que se recuerde en nuestra historia republicana.

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El país está al borde de una anarquía absoluta, total, peligrosa, con un señor usurpador del poder que no deja gobernar plenamente a quien legítimamente le corresponde y con un TSJ írrito, designado en forma exprés, justo al ser elegida la actual Asamblea Nacional, cuyo ejercicio tampoco ha podido ejercerse plenamente por el irrespeto a las más elementales normas de la democracia cual es la aceptación de la decisión mayoritaria de los venezolanos.

Maduro está de espaldas al país. Y por si eso fuera poco, existe una Asamblea Nacional Constituyente írrita, elegida al margen de las normas constitucionales, que ha contribuido a la propagación del caos y la anarquía.

Admirable ha sido la actuación de Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional y primero en la línea para ejercer el cargo de presidente encargado de la república, cuando no exista quien lo ejerza, como es el caso actual. Su actuación ha sido serena, ecuánime, valiente, respetuosa y acertada. Los nombramientos hechos han sido todos muy bien acogidos. Destaco el de los  embajadores Carlos Vecchio y Humberto Calderón Berti, en USA el primero y en Colombia el segundo.

El nombramiento de Ricardo Hausmann como gobernador representante de Venezuela en el Banco Interamericano de Desarrollo, cuya presencia en ese organismo ha sido muy bien recibida por todas las naciones del continente.

Sin embargo, la usurpación continúa actuando como si todavía pudiera gobernar, sin reparar que todos sus actos son nulos y sin ninguna validez y que así serán declarados cuando, más temprano que tarde, regrese la institucionalidad a Venezuela. La usurpación es fuente de problemas no solo para las relaciones exteriores de la república, también para la normalidad institucional dentro del país.

Vemos que la Asamblea Nacional aprueba leyes, acuerdos y toma decisiones importantes y el usurpador hace todo lo posible para que no se acaten ni se cumplan, como si el órgano legislativo no existiera. Y no olvidemos que la Asamblea Nacional es la única institución legítimamente electa que existe en el país.De manera pues que, la usurpación ejercida por Maduro es un acto infame. Es perjudicial a los altos intereses de la república y  para el destino de nuestro pueblo.

Hemos llegado a una hora definitiva, es impostergable el cese de la usurpación, la consolidación de un gobierno transitorio que le devuelva la paz y seguridad a la nación y la elección libre de nuevos poderes que conduzcan a Venezuela a la salida de este oscuro túnel que ya lleva veinte largos años.

Joel Rodríguez Ramos

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