Director: Martin Mcdonagh
En estos días donde muchos juegan a ser cuchillo y presa a la par, víctimas y victimarios, jueces y acusador, este film, basado en una historia real nos trae una forma original de buscar justicia más allá de las leyes que sirven la sociedad. Se trata sobre Mildred Hayes (Frances McDormand), una mujer de 50 años cuya hija adolescente ha sido violada y asesinada, decide iniciar por su cuenta una guerra contra la Policía de su pueblo, al considerar que no hacen lo suficiente para resolver el caso y que se haga justicia. Su primer paso será contratar unas vallas publicitarias denunciando la situación y señalando al jefe de policía, como responsable principal de la pasividad o complicidad policial.
Este film que gano dos Oscar, mejor actriz y actor de reparto nos trae una historia donde la venganza y el odio se mezclan para intentar hacer justicia. Y es precisamente el no manejo de estas dos emociones muy comunes en estos tiempos de convulsión social que nos pueda hacer atractivo el verla hoy, pues un tema escabroso como la venganza lo muestra sin solemnidad, al tiempo que el odio e ira ante la impotencia y rabia, de forma humana, violenta y realista.
Sobre la ira, que luego puede llevar a la necesidad de venganza, Diane Tice psicólogo investigador de la Universidad de Case reserve, descubrió que: “la ira es el estado de ánimo que la gente peor domina”. En efecto, la ira es la más seductora de las emociones negativas, su energía (liberación al cerebro de catecolaminas) llena la mente con los argumentos más convincentes para dar rienda suelta a la furia y con ello a la venganza, quizás aquí, usted entenderá como en estos tiempos de carruseles emocionales, de llegadas en aviones e ida en trochas, una persona con pasión religiosa, en un momento determinado, de un Whatsapp a otro por ejemplo, toma una postura contraria a la divinidad y vida, pide en nombre de una justicia recién descubierta, una venganza inimaginable.
Three Billboars (tres anuncios en las afueras) recoge el dolor e ira de una madre que le asesinan su única hija y el gobierno no hace nada, ese dolor la empuja a hacer algo que se necesita mucho valor y mucha rabia, cada línea de guion es directamente una pedrada, una invitación no tanto al entusiasmo como a la ira, sino al pensar que hacer en un estado así, y es allí donde este film tiene la virtud de sorprender con coherentes vueltas de cambios y matices de los personajes, pues son varias emociones juntas y cada quien actuara según su parecer, dependiendo por supuesto, de que se está construido y su capacidad de adaptación y superveniencia ante la adversidad.
Y para finalizar, si deseas escuchar algo sutil y nuevo a sus oídos, y quizás apaciguar alguna emoción de sobresalto, le recomiendo al autor del soundtrack de este film (nominado al Oscar en esta mención) Carter Burwell, quien tras hacer 90 composiciones de bandas sonoras para películas, prefiere vivir en el anonimato del ruido del cine.
Fritz Márquez
@fritzmarquez360
