En esta batalla contra la tiranía nos estamos jugando algo más que la Libertad. Está en juego la vida misma de centenares de miles, de millones de compatriotas que por razones de salud, alimentación e inseguridad de las personas y de los bienes soportan una realidad tan incierta que un porcentaje muy importante de la población ha sentido la necesidad de irse del país. Lo hacen por cualquier medio, aún con riesgo de su propia existencia. Caso sin precedentes en la historia de Latinoamérica y con pocas referencias mundiales. El mundo nos observa con asombro y, en esta parte del planeta se añade la preocupación por las dificultades derivadas de la multitudinaria presencia de venezolanos en sus territorios.
Sin embargo, al narcorégimen pareciera importarle poco o nada. Las agresiones, insultos y amenazas abiertas y encubiertas contra todo cuanto no se identifique con la barbarie comunistoide que representan, los dejan al descubierto.
Quizás la Venezuela democrática no ha terminado de entender que ya estamos en una guerra declarada. De naturaleza distinta a las que hemos conocido de lejos, pero son ellos quienes hablan permanentemente de esa guerra y nosotros sufrimos las consecuencias sin entender a plenitud la gravedad de la situación. A eso se deben los ridículos ejercicios militares de las últimas semanas, la creación de nuevos aparatos de represión, el reclutamiento de algunos colectivos financiados y alimentados por el régimen y ahora, hasta presos uniformados debidamente armados para la guerra. No olvidemos que todos están bajo las directrices directas del régimen comunista de Cuba con decenas de miles de efectivos, civiles y militares actuando impunemente en nuestro territorio.
Pero, a pesar de todo, esta guerra unilateral hasta ahora, la están perdiendo vergonzosamente. Arruinaron al país y lo poco que queda se lo están entregando a quienes ellos suponen aliados incondicionales. Rusia, China, Turquía y algunos otros, harán todo lo posible por cobrar las enormes deudas existentes. Lo están haciendo y estos mediocres les ofrecen y entregan de todo. Acaban de mudar las oficinas de PDVSA con sede en Lisboa a Moscú y de las reservas de oro existentes en el Banco Central y en otros lugares del exterior. Todo indica que se les terminó el tiempo.
Cada día crece el reconocimiento del mundo a Juan Guiado. Merece nuestro apoyo y el todo el respalde que necesite para consolidar su obra histórica como Presidente (e). Igual podemos decir del sólido respaldo de Estados Unidos de América, de la mayoría del grupo de Lima y de los expresidentes agrupados en IDEA. El proceso avanza indetenible. La libertad y la vida misma están en juego, como dijimos al principio. Carnaval sin caretas.
Oswaldo Álvarez Paz
@osalpaz