#OPINIÓN Las voces de Penélope: Fin y principio #1Mar

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“Después de cada guerra/ alguien tiene que limpiar./No se van a ordenar solas las cosas,/digo yo./ Alguien debe echar los escombros/a la cuneta/para que puedan pasar/ los carros llenos de cadáveres.”, nos dice Wislawa Szymborska, en su poema “Fin y Principio”, cuyos ecos, como sólo lo logra la gran poesía, se mantienen presentes no sólo en sus lectores sino en los acontecimientos vitales de sus contemporáneos, como los nuestros. Entendiendo por tales, no sólo los que compartieron un fragmento de la vida común sobre la tierra, sino de quienes siguen encontrando su contemporaneidad a lo largo de los siglos. Asunto que, en el caso de Dante, por ejemplo, no requiere de muchas explicaciones.

“Alguien debe meterse/entre el barro, las cenizas, /los muelles de los sofás, /las astillas de cristal/ y los trapos sangrientos”. Pues sí. Hubo y habrá que hacerlo, a pesar del dolor propio o ajeno y de los que bien sea desde el poder, o como ciudadanos comunes, no suele gustarles lo que sucede, aunque permanezcan tras los cristales antibalas de sus casas internas y externas. Al menos así puede inferirse de la necesidad surgida en los países que participaron de diversos conflictos bélicos, que les llevaron apenas a mediados del siglo pasado (!!), a establecer nuevas maneras de encarar las cuentas pendientes de los seres que participaron en los mismos, a través de la Carta de la Organización de Naciones Unidas (1945), la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) , el Convenio Europeo de los Derechos Humanos (1950), los Pactos de Nueva York (1966), la Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969) y la Carta Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos (1981)y que conduciría al Estatuto de Roma, instrumento constitutivo de la Corte Penal Internacional, adoptado el 17 de julio de 1998, durante la «Conferencia Diplomática de plenipotenciarios de las Naciones Unidas sobre el establecimiento de una Corte Penal Internacional.

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“Alguien tiene que arrastrar una viga/para apuntalar un muro,/alguien poner un vidrio en la ventana/y la puerta en sus goznes”, nos sigue diciendo la poeta polaca, que como todos sus paisanos, supieron de invasiones y desgarros internos, desde sus orígenes. Aunque nos parezca inaudito, el sentido de responsabilidad colectivo y personal de los hechos de confrontación social o de guerra con sus consecuencias, no formó parte de antiguas civilizaciones, monarquías medievales ni del Estado moderno, hasta 1945.

“Eso de fotogénico tiene poco/y requiere años. /Todas las cámaras se han ido ya a otra guerra. /A reconstruir puentes/y estaciones de nuevo. /Las mangas quedarán hechas jirones/de tanto arremangarse.”Los que las propician y los que las padecen -población civil- suelen andar por caminos que desde lejos parecen iguales, pero son paralelos. Ello obligaría al surgimiento del Derecho Internacional Humanitario para situaciones de conflicto armado, así como el derecho Internacional de los Derechos Humanos,para organizar la relación entre los que mandan y los que padecen tal mandato, tanto en tiempos de paz como en tiempos de guerra. Puesto que es reciente la urgencia de detener los abusos contra la vida y la integridad de las personas, por parte de los representantes del poder público, se han establecido parámetros que definen los crímenes de lesa humanidad.

A reconstruir puentes/y estaciones de nuevo. /Las mangas quedarán hechas jirones /de tanto arremangarse” … preanuncia poéticamente acciones de diverso orden, que incluye lo moral. Debe establecerse un patrón generalizado y sistemático que no solo está determinado por la planificación, sino que se requiere de un patrón de conducta repetitivo, que incluye también el papel de los funcionarios encubridores. Así mismo, se aplica en contra de un sector de la población civil. Suele utilizar recursos públicos o privados, que cuando concurren determinan la presencia del llamado terrorismo de Estado.

“Alguien con la escoba en las manos/recordará todavía cómo fue. /Alguien escuchará/asintiendo con la cabeza en su sitio./Pero a su alrededor/empezará a haber algunos/a quienes les aburra”,nos evoca los espacios de la vida cotidiana en donde se mueven las victimas de dichos crímenes y la indiferencia o actitud de quienes prefieren olvidar. A la llamada Justicia Internacional, le ha tocado actuar cuando existan circunstancias que determinen cuándo en un país o población, se gesta potencialmente un crimen de lesa humanidad, puesto que dichos crímenes lesionan la esencia misma de la dignidad humana. Esto puede incluir desde un asesinato de un disidente político hasta comunidades enteras, por una organización estructurada desde los gobiernos o con su consentimiento, pues lo sistemático incluye las circunstancias que lo rodean.

Cierro con las evocaciones que sobre nuestra realidad surgen del poema de Wislawa: “Todavía habrá quien a veces/encuentre entre hierbajos/argumentos mordidos por la herrumbre, / y los lleve al montón de la basura”. //Aquellos que sabían/de qué iba aquí la cosa/ tendrán que dejar su lugar/a los que saben poco./Y menos que poco./E incluso prácticamente nada”.

Marisela Gonzalo Febres

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