Estamos en pleno Carnaval, a días del inicio de la Cuaresma, tiempo litúrgico de conversión marcado por la Iglesia como preparación a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo de reflexión para arrepentimientos y cambios de nosotros, para ser mejores y poder vivir más cerca de nuestra fe. La Cuaresma dura 40 días: comienza el Miércoles de Ceniza
http://www.aciprensa.com/fiestas/cuaresma/ceniza.htm y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo, más conocida como la última cena. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, después de Carnaval y sus exageraciones, la iglesia pide un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes a vivir como hijos de Dios. La Cuaresma tiene cinco domingos, más el Domingo de la Pasión o de Ramos. No es un tiempo triste, sino más bien de meditación y penitencia.
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es tiempo de reflexión, de conversión espiritual, de preparación al misterio pascual. La duración de cuarenta días simboliza entre otras cosas, el retiro de Jesús 40 días en el desierto previo a su ministerio y el retiro de 40 días de Moisés también en el desierto. También simbolizan los 40 días del diluvio, además de los 40 años de la marcha del pueblo judío por el desierto y los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto http://www.revistaiberica.com/turismo/egipto.htm. A lo largo de este tiempo, los fieles están llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia y reflexión. En esta temporada la Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir actitudes cristianas que nos ayuden a acercarnos a Dios pues por nuestras acciones podemos alejarnos de Él.
En este tiempo difícil que vivimos, enfrentados gracias a la siembra de odios, viendo como unos a otros hemos terminado tratándonos como enemigos, vale la pena entender a la Cuaresma también como tiempo de perdón y de reconciliación fraterna.
Esta Cuaresma es propicia para reflexionar y arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús con alegría y devoción y su duración se basa en el símbolo del número cuarenta en la Biblia, de los cuarenta días de Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, como antes dijimos.
La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia, luego de los desórdenes de las carnestolendas.
Como establece la liturgia, este Miércoles de Ceniza empieza la Cuaresma con la imposición de las cenizas y como estación espiritual relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para vivir el misterio pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede resumirse en una sola palabra: «Convertíos», como indica la iglesia.
La Cuaresma, tiempo o temporada del Año Litúrgico se resume en la palabra «Convertíos», como indica la iglesia, imperativo propuesto a los fieles mediante el rito austero de la imposición de ceniza con las palabras «convertíos y creed en el Evangelio» ratificado con la expresión «acuérdate que polvo eres y al polvo volverás», invitación a todos a reflexionar del deber de la conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana.
La sugestiva ceremonia de la ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad, que implica una conciencia cada vez más diáfana de que estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la tierra.
Sinónimo de «conversión» es la palabra «penitencia», como cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el seguimiento de Jesús. En la Iglesia primitiva, variaba la duración de la Cuaresma, pero eventualmente comenzaba seis semanas (42 días) antes de la Pascua. Esto sólo daba por resultado 36 días de ayuno pues se excluyen los domingos. En el siglo VII se agregaron cuatro días antes del primer domingo de Cuaresma estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto. Hoy en día en la Iglesia actual, el Miércoles de Ceniza, el cristiano recibe una cruz en la frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas del Domingo de Ramos previo, vale decir de la Semana Santa anterior.
Era práctica común en la antigua Roma que los penitentes comenzaran su penitencia pública el primer día de Cuaresma y eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal y obligados a mantenerse lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves Santo o el Jueves antes de la Pascua. Cuando estas prácticas cayeron en desuso, del siglo VIII al X, el inicio de la temporada penitencial de la Cuaresma fue simbolizada colocando ceniza en las cabezas de la congregación. Hablemos del *Significado simbólico de la Ceniza. / *Del latín «cinis», la ceniza, es producto de la combustión de algo por el fuego. Muy fácilmente adquirió sentido simbólico de muerte, caducidad, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia. Muchas veces se une al «polvo» de la tierra: «en verdad soy polvo y ceniza».
El Miércoles de Ceniza, anterior al primer domingo de Cuaresma, entendido por muchos como el que le sigue al Carnaval, se realiza el gesto simbólico de la imposición de una cruz de ceniza en la frente. Es una respuesta a la Palabra de Dios que invita a la conversión, como inicio y puerta del ayuno cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua. La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo. Mientras el sacerdote impone la ceniza dice en forma alterna estas dos expresiones: «Arrepiéntete y cree en el Evangelio» y «acuérdate que eres polvo y al polvo has de volver». Un signo y unas palabras que expresan muy bien nuestra caducidad, nuestra conversión y aceptación del Evangelio, o sea, la novedad de vida que Cristo cada año quiere comunicarnos en la Pascua.
Pintado por el genial artista español Goya se consigue una tradición muy española muy antigua, venida en los galeones españoles, el entierro de la sardina, diversión practicada en Naiguatá y otras poblaciones de la costa en la cual, después de un desfile se lanza una figura al mar, en procura de mejores cosechas. Es una parranda del fin de Carnaval del Miércoles de Ceniza con plañideras y todos los personajes de un velorio. Este domingo 03 de marzo a la una de la tarde, por Radio Popular 11.30 AM conversaremos en Crepusculario sobre la Cuaresma y su significado.
Periodista Juan José Peralta