En nuestro país la señora de servicio representa en muchos hogares una extraña mezcla de confianza y distancia. Es decir, le contamos todo lo que nos gusta y lo que no también, develamos nuestra secreta intimidad al dejarla entrar en nuestra habitación, le dejamos en muchos casos el cuidado de los niños, al tiempo que muy poco sabemos de su vida luego que traspasa la puerta de ida.
Roma del director Alfonso Cuaron (el mismo de Gravity) narra la historia de Cleo, una empleada doméstica de origen Mixteca que junto a su hermana trabajan para una familia en la colonia Roma, un barrio de clase media en la ciudad de México durante los años 70, y de Sofía la madre de la familia, que convive con las largas ausencias de su esposo para criar a sus cuatro hijos, ambas mujeres construyen un nuevo sentido de amor y solidaridad en un contexto de jerarquía social, donde la clase y la raza están perversamente entrelazadas.
Este film que opta por el premio Oscar como mejor película,está hecho en formato blanco y negro y tiene a una Cleo cuyos tristes e inocentes ojos sirven de testigo para retratar el día a día de una familia acomodada y su relación con la señora de servicio, una relación que muestra la estructura de poder que de manera no decretada ni impuesta se dibuja entre las “señoras y el servicio”, es esa sutil forma de dominación y sumisión la que ha hecho de la trama de Roma, más allá de la fotografía que reviven la memoria del entonces DF y su pasaje sonoro: la flauta del afilador de cuchillos, la campana del camión de basura por ejemplo,una de sus críticas más férreas y frecuentes, la forma de mostrar esa imperceptible distancia social.
Y es que en estas horas de sublevación ante la larga dominación, este film puede mostrarnos algo de lo que sin saber de forma inconsciente nos suele pasar al estar en una relación: ser el dominante o el sumiso en cualquier momento o vivir por 20 años en uno de esos roles, al respecto, en el libro: “La ética de la tribu; poder, dominación y sumisión” de Carlos Osto nos dice que el poder no puede existir sino se ejerce, y es dentro de la relación social-familiar donde se ejerce más descaradamente un especifico tipo de poder, de violencia y obligada sumisión como forma de satisfacción personal”, es decir, yo soy el hombre de la casa, yo soy el hermano mayor, el presidente, no le decimos cachifa por ser despectivo pero ella duerme en la habitación junto al garaje y almuerza y ve tv luego que nosotros.
Ahora bien, la sumisión no excluye el afecto y el amor, y un ejemplo de ella es la madre atendiendo a los hijos que muchas veces pareciera los últimos se aprovecharan en exceso de esta atención, y en Roma esa línea de apoyo y presencia se ve bien marcada, el momento donde Cleo sale embarazada, cuando Sofía, la patrona, la incluye junto a sus hijos en el momento de decirle que se va a divorciar, son expresiones que reflejan esa dualidad en el ser humano, es decir, Sofía la madre, en un momento ejerce el dominio y otras es la sumisa ante los problemas y su esposo,igualmente es así como el film muestra la desigualdad social pero al mismo tiempo hace de la misma un torbellino de sensaciones a flor de piel,(el afiche oficial recoge justo esa apacible complicidad), es un film que creo está optando a diez premios de la academia por ser cercano a pesar que sus actuaciones son distantes y a veces, como el final, indescifrable, que muestra la vida real, donde la gente esconde su dolor, la familia guarda secretos, donde muchos para sobrevivir tiene que prácticamente renunciar a hacer lo que les gusta y tener vida propia.
Para finalizar, Cleo habla muy poco, como en estos tiempos los lideres con claro propósito lo hacen, lo de ella es atender al patrón por encima de sus mismos problemas y necesidades, ella con su accionar cuenta lo que exactamente muchos quieren contar, trae al frente lo que suele dejarse en el fondo, es un film sensible y nostálgico, es un retrato íntimo sobre una familia que también sirve como reflexión en una nación en trasformación, que hace algo político de lo personal, no atreves de la polémica, de metáforas trilladas, grandes frases, ni amenazas contradictorias, sino observando la vida y mostrando todas sus contradicciones.
Fritz Márquez
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